El banderillero sevillano Juan García se retira tras alcanzar la jubilación
El rehiletero y actual puntillero de la Plaza de Toros de la Maestranza se despidió ayer de los ruedos en Jaén tras haber cumplido la edad de jubilación taurina
Sevilla
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Iniciar sesiónSe ha marchado con la misma discreción que siempre caracterizó su carrera, pero con el reconocimiento de toda una profesión y la satisfacción personal de haber llegado a la meta con integridad y sin haber tomado por ningún atajo. Juan García ha ... cumplido 55 años, la edad marcada para la jubilación anticipada de los toreros. Y ayer cerró temporada y trayectoria, tras torear su última corrida en el Coso de la Alameda de Jaén.
Aunque tuvo un efímero paso por el escalafón de novilleros con picadores, rápidamente descubrió que el triunfo le esperaba vestido de plata. Que comenzó en el albor de los noventa y terminó ayer con más de mil festejos a su espalda. Criado taurinamente en el histórico cortijo de Pino Montano, caudal de toreros y banderilleros, fue Marcos Sánchez-Mejías quien le ofreció la primera oportunidad como rehiletero. Las puntillas siempre le acompañaron en su equipaje desde aquel primer viaje.
Su carrera ha estado significada por sus largos periodos en las cuadrillas de Emilio Muñoz, Dávila Miura y Francisco Rivera Ordóñez, que fue con el que más años pasó. Como él mismo explica, vivió «las mieles del toreo», rebasando varias temporadas el centenar de festejos. Circunstancia especialmente alejada de la situación actual, cuando las máximas figuras del momento apenas superan las cincuenta corridas.
Retirado el torero dinástico, le tocó vivir una etapa más dura. Que compensó con su labor como puntillero de la Plaza de Toros de Sevilla. Tomó el relevo del recordado Enrique Muñoz 'Lebrija' cuando enfermó antes de la Feria de San Miguel de 2017. Cinco años ha estado al frente de una labor poco agradecida y cada vez menos recurrida por los profesionales. Para García, «se equivocan» los toreros que en tardes de máxima responsabilidad no descargan a los terceros.
Durante este lustro sólo ha sido Juan José Padilla el que reclamó su puntilla en la Maestranza, amén de cuando un toro ha quedado dañado en el ruedo o un novillero sin picadores sólo ha traído a las nocturnas de julio a dos lidiadores en su cuadrilla. Reconoce que las últimas temporadas le han pesado especialmente. El toro siempre tiene cinco años, pero el hombre suma anualmente uno. «Cuando uno está toreando en el circuito de las ferias, cuesta llegar a la edad de jubilación; pero cuando te quedas fuera de una cuadrilla fija y de esos grandes circuitos, el momento de retirarse se hace eterno. Debería anticiparse, porque en mi caso puedo decir que ya me costaba mucho esfuerzo estar preparado para ponerme delante de un toro».
Se retira con orgullo y sin reproches, aunque anhela tiempos pasados. Echa en falta otro tipo de compañerismo y deontología en las nuevas generaciones de banderilleros. Especialmente a la hora de 'repartir' festejos. No comprende por qué algunos rehileteros lo torean «todo». En alusión a quienes igual aparecen en una Feria de Abril o San Isidro con un matador de consideración, que también aparecen en el mismo patio de cuadrillas un domingo después con un novillero desconocido. Cree que ese tipo de festejos deberían ser para los más nuevos o para los compañeros que menos tardes suman en el año.
Y aunque apenas lleve unas horas retirado, ya tiene claro su nuevo cometido en la vida: «Disfrutar con mi mujer». «Ha estado 32 años aguantando la intranquilidad de esta profesión, y ha sufrido especialmente en las últimas temporadas porque sabía del riesgo añadido que tenía torear con 50 años».
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