La antigüedad es un grado en el toreo
toros en el Puerto de santa maría
Apunte sobre la corrida celebrada el pasado domingo en la Plaza Real
Sevilla
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Iniciar sesiónLa antigüedad es un grado en el toreo. Orgullo atávico para grandes maestros que supieron presumir de su longevidad profesional. Venerados desde tiempos inmemoriales por sus inmediatas generaciones. Asoleradas barricas donde siempre se almacenó el vino de la torería. Sabiduría y reposo que exclusivamente ... se alcanzan tras el paso de los años. De las temporadas. De inviernos de maduración y estíos de floración. Que desembocan en el costado izquierdo del paseíllo. Ser director de lidia es un motivo para la estimación. Señal de veteranía. Condición que lamentablemente algunos parecen considerar ahora como un desprestigio profesional.
Por todo ello resulta incomprensible que José María Manzanares siga evitando abrir los carteles. Más si cabe cuando enfila los veinte años como matador de toros, habiendo conocido tras él a varias figuras del toreo: Miguel Ángel Perera, Alejandro Talavante o Roca Rey. Pero se enroca en la zona media de la terna, poseído por el síndrome del Peter Pan taurino. Sumergido en un capricho tan absurdo como perjudicial para la salud de la fiesta. Imponiendo extrañas alternativas y puntuales teloneros.
Como ocurriría el pasado domingo en la última corrida de la Plaza Real, que perdió alrededor de seis mil espectadores en menos de veinticuatro horas. En un cartel sin Roca Rey y con una terna que no atraviesa su mejor año. Pero innegablemente condicionado por la inclusión de un rejoneador que chirriaba en el festejo —aunque a la postre rubricaría una interesante actuación—. ¿Qué sentido tenía que Ribeiro Telles acompañara en El Puerto de Santa María a José María Manzanares, Juan Ortega y Pablo Aguado?
El sinsentido es una imposición del alicantino, que debería replantearse, desde su atalaya fantasiosa, el hecho de comenzar a descorrer el telón de las corridas en las que no actúe con Morante de la Puebla, Julián López 'El Juli', Diego Urdiales o Antonio Ferrera, como ejemplos de veteranía. Porque su capricho ya lastra carteles y ferias. El año que viene contará con el retorno de Sebastián Castella, dentro del team Matilla. ¿Cuántas tardes los veremos juntos? En definitiva, que como no atraviesa su mejor momento artístico al menos podría abrir los carteles. Que no piense que esa circunstancia le hará perder su estatus, que ese se lo ha ganado en el ruedo. Y que lo demostró precisamente el domingo ante un durísimo lote que hubiera puesto en más de un aprieto a los jóvenes sevillanos. Ahí es donde se admira a un torero. Su esfuerzo y capacidad se hubieran demostrado igualmente en primer, segundo o tercer lugar.
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