Roca Rey, para consultar con la almohada y hacerse un Cordobés
el var del tendido
Si Talavante se hizo un José Tomás dejándose un toro vivo, el peruano está para dar un puñetazo en la mesa y poner a temblar al empresariado taurino
Madrid
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Iniciar sesiónNo, Roca Rey no es de este mundo. No hay hombre sobre la tierra que pise su sitio. Como los sacerdotes del templo de Amón plantaban el cuerpo y la barba ante Meryma’at, el limeño se dejó afeitar por el toro de Victoriano ... el bigote, los tobillos y hasta la trinchera donde bulle la testosterona. Entregaba todo, hasta su alma al mismísimo diablo, mientras tragaba parones sin rectificar. «¿Pero este tío no tiene miedo?», se preguntaban en el 2. El único que sabía que tenía miedo era Andrés. Esa era la verdadera valentía.
Para llegar a ese santuario de los terrenos prohibidos hubo que esperar al segundo tris. Porque hasta dos sobreros salieron. No era el montado Jaceno el más guapo de la finca de Guadalix, pero aguantó el poderío del mandamás desde el colosal prólogo con el pase cambiado hasta las bernadinas de ‘lexatin’ en vena. «¿Habrán venido los médicos? Este se deja matar», se escuchaba en el tendido alto. A esas alturas nadie recordaba el grito de «¡Abellán, dimisión!», replicada con un «para poner al de tu pueblo». Tampoco había noticias de la dureza del piso. La locura se instalaba en el graderío con el salvaje Roca mientras Antonio Orozco afinaba y rimaba el valor. Cuando se perfiló para matar, el VAR captó la cruz de los que ansiaban el pinchazo, pero la mayoría empujó, el acero se enterró y la Puerta Grande se abrió entre algunas palmas de tango – «Madrid sigue bizcochona»– y los que llamaban «amargados» a los ‘protestantes’.
Durante la apoteosis de la vuelta al ruedo, en la grada del 3 se hacían apuestas sobre cuánto cobraría el peruano, que está para pedir lo que quiera. Es más: está para pensar con su almohada que no torea el año próximo. A lo Manuel Benítez 'El Cordobés'. Y que los empresarios se pongan en fila en su puerta. «La patronal se echaría a temblar», comentaba un profesional retirado. Es el momento para que el Jaguar dé un zarpazo y demuestre quién es el que manda. En los despachos, en la taquilla y en la plaza. Tal fue su reclamo taquillero que no cabía ni la sombra de Mbappé. Quien no se perdió el ilusionante recibo capotero de Talavante fue su amigo Sergio Ramos, al que hacían un pasillo en el patio de arrastre. A las cinco menos cinco llegó, como llegarían Keylor Navas, Lucas Vázquez, Dani Ceballos y Nacho Hernández. Todos en el banquillo que era el burladero de Empresa. Y a la hora de Lorca, con los tendidos colmados de expectación, arrancó el paseíllo. Descartado el jugador de los cien millones del PSG, todos los focos apuntaban a Roca Rey.
Sabedor Alejandro de que nadie hablaría de él al finalizar la corrida, se hizo un José Tomás y optó por no descabellar al cuarto. Alguien volaba de nuevo sobre el nido del cuco, que escribiría Zabala en aquella crónica abecedaria de 2001. «¡Fuera, fuera!», coreaba Las Ventas. Monumental la bronca –«sinvergüenza» es lo más bonito que se oyó– y objetivo conseguido: para bien o para mal, lo importante es que hablen de uno... «Qué pena que ya no se los lleven al cuartelillo», espetó un viejo abonado y ‘fósforo’ de Carlos Herrera. Ni ver al extremeño querían durante la lidia del quinto, en el que la cuadrilla formó un alboroto tras el torero quite de Francisco de Manuel. «Aprende, Alejandro», le decían mientras le recordaban su famoso tuit de «falta canela en rama». A guasa no hay plaza que gane a Madrid.
Y del VAR del tendido al de la arena, donde el madrileño pintaba un mural del toreo al ralentí. «Cómo embiste el de Victoriano», señaló un aficionado que dos horas antes se retrató con Almeida y preguntaba por la ausencia de Ayuso. De categoría Espiguita, que así se llamaba el toro, bajo ese cielo al que De Manuel miraba con los ojos nublados. El mismo cielo que rozó con Roca Rey.
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En tendido preferente, el triunfador de la feria era una vez más Luis Miguel Gómez. «Que salude el Chatarrero», soltaron cerca de toriles. La fiesta continuaba: chiquillos como Blanca y Miguel saltaban al redondel para aupar a hombros a su ídolo peruano. Otros seguían preguntando por Kylian...
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