Feria de Huesca
Ponce, la entrega de Ginés y la televisión
El extremeño cortó dos orejas al sexto y salió a hombros, mientras Ponce y Galván cortaron una
Tarde de 'fast food' con una notable corrida de Torrealta
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Iniciar sesiónDiez años sin corridas de toros en la televisión autonómica aragonesa, diez años de gobierno socialista con un presidente, Javier Lambán, buen aficionado, pero con la presión de los radicales, que frenaron en seco las retransmisiones de festejos mayores, pese a los elevados índices de ... audiencia demostrados durante años. Diez temporadas de sequía sin toros ni toreros en las pantallas se han roto en un día de fiesta grande en la capital oscense, merced a una nueva dirección del ente televisivo que ha entendido toda la fuerza que la tauromaquia tiene en una comunidad en donde la fiesta no se comprende sin el toro. De norte a sur, de este a oeste, desde la capital de Aragón al más pequeño pueblo del Maestrazgo turolense.
En Huesca, con cuarenta grados a la sombra y un infierno al sol, la plaza a rebosar. No cabía un alfiler en el coqueto coso. Alegría desbordante de las peñas, y hasta en la Policía, que no quisieron dejar pasar la ocasión de reconocer a Enrique Ponce todo lo mucho dado en tantos años de primera figura en esta plaza.
Y lo demostró con el cuarto, un toro con buen son de Samuel Flores, con el que el valenciano se lució a derechas y zurdas muy decidido y templado, a manera de cerrar un capítulo más ante una de las divisas que han sido claves en su historia. Le cortó una oreja que supo a poco y lo aclamaron como pocas veces.
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Rosario PérezEn una tarde de infernal calor, se lidió una novillada de Dolores Aguirre para estar mucho mejor que una terna de escasa ambición
Los tres de Samuel y los de Miranda, desiguales en todo, con escaso lucimiento en la primera mitad del festejo pese al empeño de Galván y Ginés Marín, y las nulas opciones que tuvo Ponce con el que abrió plaza. Con el serio quinto, el gaditano quiso, soltó algún chispazo, pero no acabó de entenderse con el de Samuel que no se comía a nadie, al contrario. Al final no dudó en irse al sol, gustó a las peñas y cortó una oreja.
Faltaba el estrambote de la tarde, que lo puso Ginés con un buen toro de Miranda, con el que buscó el triunfo con ansia. Faena de entrega, de más fibra que temple, siempre a más el torero que remató de un espadazo fulminante. Dos incuestionables orejas y puerta grande, que no fue mal final televisivo.
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