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ABC Cultural

Los toros del chacolí y las espadas tambalean la tarde en San Sebastián

Contra la tiranía del tiempo

Juan Ortega y su torero aroma bajo la cubierta de Illumbe BMF
Rosario Pérez

Rosario Pérez

San Sebastián

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¿Y el Vellosino 'pa' cuándo? ¿Y el Vellosino 'pa' cuándo? La afición, siempre ingeniosa, no tardó en tararear aquella letra inspirada en el mítico 'anillo' de Jennifer Lopez, aunque si hay ahora un pedrusco famoso ese es el de Georgina. De los que ... pesan y valen. Y pesadora venía la corrida salmantina, bien comida, musculada y con más volumen que cara, con animales que superaban los seiscientos kilos. La intención de los vellosinos era humillar y meter la testa con su fondo de nobleza, pero andaban tan mermados de poder, de vida en definitiva, que aquello apenas transmitía. Y eso que delante había dos toreros de los catalogados de arte, con detalles maravillosos, pinturas al ralentí para gozar, pero por h o por b, por los toros o por las espadas, ningún pasaje se redondeó. Cuando algo parecía disparar, los toros se tambaleaban como si hubiesen estado por la Bella Easo regando el pienso del mediodía con chacolí (txakoli). Y miren que la intención de los astados era buena: de tener más pujanza, hubiese sido una corrida con bastante tela que cortar. Pero se puso cuesta abajo y acabó siendo una cruz –como la que luce su hierro– en el estreno de la Semana Grande de San Sebastián, que taurinamente se reduce a tres días y que se ha quedado sin su piedra angular: Morante. Había elegido el de La Puebla Illumbe para el día más taurino del calendario, el 15 de agosto, festividad de la Virgen. La cornada de Pontevedra impedirá ver hoy al maestro cigarrero y Marco Pérez lidiará los cuatro toros de la mixta.

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