Olga Casado, la novillera que cortó un rabo en el festival de Vistalegre: «El toro no distingue entre hombre y mujer»
Triunfó en el festejo por los afectados por la DANA y brindó el novillo más importante de su carrera a Ayuso: «Es un espejo en el que me miro»
Olga Casado: el orgullo de sentirse torero, el orgullo de ser mujer

Ante las atentas miradas de Ponce -perfectamente vestido de luto, como era lógico por la ocasión-, Castella, Manzanares, Talavante, Fernando Adrián, Roca Rey y su maestro Fernando Robleño, Olga Casado se 'entretuvo' en cortar un rabo en el festival por los afectados por ... la DANA de Valencia que se celebró en el Palacio Vistalegre. Había un lleno en los tendidos, que sacaron a saludar a la novillera antes de que saliera su novillo, un extraordinario animal de Garcigrande.
«Fue bastante inesperado para mí entrar en el festival», nos dice a ABC Olga, que acababa de terminar la temporada el 15 de octubre. «Cuando me dieron la noticia, imagínese... ¡menuda ilusión! Yo siento que es el premio a mi gran temporada». Empezó en Castellón, siendo la triunfadora sin caballos. Tras eso fue al Puerto de Santa María, donde cortó dos orejas a un novillo de Torrealta, la Espiga de Plata de Calasparra, la Naranja de Plata en Algemesí, puerta grande en Albacete... «Ha sido una temporada de ensueño, en la que he podido ir a plazas importantes y triunfar. También pisar muchos pueblos que tienen mucho encanto, y que, de no ser por el mundo del toro, seguramente nunca conocería».
Torear un 1 de diciembre en España no es fácil, y los días antes -llenos de «nervios lógicos y bastante incertidumbre»- no paraba de entrenar, porque «era un día que yo considero que podría marcar un antes y un después en mi carrera». Y así fue: llegó a la plaza «muy ilusionada y feliz de ver los tendidos llenos de gente joven y el 'No hay billetes'». Y salió a 'revientacalderas' con el novillo perfecto: «Era muy bueno. Fue el que me ayudó a triunfar, y lo he disfrutado desde el principio hasta el final, desde que he cogido el capote hasta que le he metido la espada».
El brindis de ese Guadarnés, de Garcigrande, fue a manos de Isabel Díaz Ayuso. «Es un espejo en el que me miro, no sólo por todo lo que ha conseguido a nivel político, sino porque es una mujer que se sobrepone a todo. Por más golpes que le quieran dar, siempre se sobrepone y para mí es un verdadero líder». Tampoco le faltó un homenaje poncista: «Me gusta mucho el maestro Ponce y he hecho muchas veces poncinas. Este novillo me permitió hacerlas, y fue muy bonito hacerlas delante del maestro».
Tras la vuelta al ruedo con los máximos trofeos, compañeros de la Escuela Yiyo la sacaron por una puerta grande: «Mejor que en mis sueños. Ha sido un gusto ver a tanta gente joven en masa, tanta gente joven aplaudiéndome, tanto hombres como mujeres, niños como niñas, y que hayan podido ver en mí un futuro».
¿Está ya Olga mirando a ese futuro? «Es muy pronto. No sé qué va a pasar en 2025, ni quiero saberlo. Ahora mismo mi única preocupación es entrenar día a día, aprender y crecer como torero y como persona». Y ese entrenamiento dura todo el día: ejercicio físico, y toreo de salón mañanas y tardes, que «para mí es la base fundamental».
En estos tiempos de tanto feminismo (mal entendido), aquí llega una mujer para traer el de verdad: «También tengo que hacer pesas. El toro no distingue entre hombre y mujer, pero no somos iguales por naturaleza, hay diferencia en los aspectos físicos y tengo que trabajarlo un poquito más que ellos». Ella, como Cristina Sánchez dijo en varias ocasiones, se siente torero. «El feminismo está en un nivel político que se ha llevado al extremo, ¿no? Yo en el mundo del toro no me siento discriminada por ser mujer, y soy igual de torero».
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