El mundo del toro, pendiente del percance de Roca Rey: «Pudo ser mortal»
El astro peruano viajó esta mañana en avión hasta Sevilla para realizarse pruebas radiológicas por la fuerte inflamación en la rodilla después de las dos durísimas cogidas sufridas en Santander
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Roca Rey, entre los pitones del sexto toro, que lo estampó contra las tablas
«Es de lo más espantoso que he visto, trágico, ahí, contra las tablas... Pudo ser mortal», relata Roberto Domínguez, que vivió en primera línea, desde el callejón, la cogida de Andrés Roca Rey en Santander. «Hay que dar gracias a Dios, porque afortunadamente ... pasó un pitón por la axila y otro por la cintura; si no, ahí queda», añade el maestro y apoderado. Un milagro. Porque el astro peruano vive para contarlo. Y esa es la gran noticia. Sin cornadas. Pero con múltiples contusiones por la brutal paliza, un fuerte varetazo en el muslo -por fortuna sin roturas fibrilares- y un politraumatismo en la rodilla que es lo que más preocupa. «La tiene muy inflamada y con un giro de 45 grados». Para realizarse las pruebas radiológicas que confirmen o descarten lesiones, Roca viajó esta mañana a Sevilla. Sin apenas dormir, se trasladó en coche desde la capital cántabra a Bilbao para coger allí un avión hasta la ciudad de la Maestranza.
Brutal la paliza a Roca Rey, cogido por los dos toros de su lote. Dos partes médicos se firmaron en Cuatro Caminos, donde el limeño tuvo que cambiar la puerta grande conquistada no sólo con un valor sideral, sino toreando de verdad, roto, mandón, hundido y por abajo, por la de la enfermería. En el primero de esos partes se halla la máxima preocupación, por «un politraumatismo que afecta a la rodilla izquierda» tras prenderlo por la corva en el pase de pecho. En el segundo se habla de «contusiones múltiples en cuello, cara, muslo derecho y rodilla izquierda», ambos de «pronóstico reservado».
Un milagro para lo que pudo ser. Porque si dramática fue la cogida de su primer toro de Antonio Bañuelos, Extraordinario de nombre y manso geniudo de fondo, de mayor espanto fue la del sexto, un Almibarado que lo estampó contra las tablas en la imagen más pavorosa que se recuerda en esta plaza. Pero hubo más, porque a Roca le sentó mal el analgésico intravenoso y tuvo «una especie de lipotimia», por lo que se corrió turno. Blanca como la cal la cara del torero. Cualquier humano se hubiese desplomado allí mismo, pero lo que Andrés hizo fue aplomarse más y más. Inmenso en su propia profundidad.
«Es un fuera de serie», dice su mentor. Y todo el toreo, pendiente ahora del número uno. Todo el mundo del toro pregunta por los resultados de las pruebas del mandamás que arrastra a las masas.
Pero hubo más horror, pues ese último toro izó en una violenta imagen a Cayetano cuando salía -por segunda vez- a hacer un quite a cuerpo limpio a su compañero. Rivera Ordóñez perdió pie y el animal lo prendió con su suma violencia. Hasta acabar con una costilla flotante rota. «Es un fenómeno, se tiró encima de los lomos del toro como un león». Toros que fueron los más fuertes de la feria. Y los más complicados. Una corrida muy dura. Como las cogidas. Aunque hoy haya que dar gracias a Santiago Apóstol y los empresarios pongan velas para que la lesión de Roca no sea nada.
De momento ha tenido que cancelar su viaje a Cajamarca (Perú) y, si no hay gravedad en la lesión, reaparecería en Huelva. Pero habrá que esperar a los resultados...