Bronca para Morante en su regreso en Salamanca: quien quiera más que vuelva el domingo

Repaso numérico de los toreros de la tierra, Ismael Martín y Marco Pérez, que se marcharon a hombros en una variada corrida de Matilla, con un Volador que planeaba con excelente clase

Morante agota las entradas de la Corrida de la Hispanidad en una hora

Regresaba Morante a los ruedos tras el parón de una semana al resentirse de la cornada de Pontevedra. La piedra de la Glorieta era testigo de la vuelta de un torero hecho de eternidades, cargadísimo de oro su vestido. El torero que ni viene ... siempre ni se va nunca en esta temporada histórica, el que se ausenta mientras su sombra crece, iluminó la arena con aroma a Viti y a Robles, a encina y dehesas. En el mismo lugar donde estremeció en junio con Repique, ese que llaman sumo pontífice ofició una misa breve, sin plegarias ni letanías. Tan reducida que oyó una soberana bronca del mismo público que había llenado hasta el tejadillo la plaza para verlo. Porque fueron a ver a José Antonio Morante y se toparon con sus paisanos salmantinos: a hombros se marcharían Ismael Martín y Marco Pérez con una corrida de Matilla de variado juego, abrochada con un Volador de ensueño. ¡Cómo planeaba! Superlativa su clase, con esa manera de enterrar el hocico en la arena, con esa repitición tan noble, con ese galope incluso en dos metros, con tantas y tantas excelencias. Para gozarlo. «Ay, si le toca a Morante», repetía la afición que aún quedaba en los tendidos. Muchos se fueron cuando dobló el cuarto bajo una lluvia cada vez más intensa, con goterones que empapaban las camisas, con pantalones que pedían a gritos una centrifugadora.

Ismael Martín y Marco Pérez salen a hombros BMF

Un remolino se levantó cuando el cigarrero paraba a Zalabando, de agradable cara. Y el aguacero, a lo tonto, que no cesaba. El gentío se tapaba con los programas de mano, otros con la cazadora y los menos con el paraguas: «¿Quién iba a pensar que nos íbamos a mojar con el calor que hacía?». Pues vaya si nos mojamos... Y aguado se quedó el corazón de los morantistas cuando, tras el torerísimo ayudado por alto, se levantó una polvareda huracanada que movía las telas, enfurecidas como esas banderas de consignas políticas que han emborronado La Vuelta. No se lo pensó dos veces el sevillano y se dirigió a por la espada entre el enfado del personal. Porque la mayoría había venido a verlo. Quien quiera más que vuelva mañana: el domingo tiene una nueva cita con la tierra charra.

Su tarde había arrancado ya torcida: mientras los espectadores buscaban su localidad, asomó el pañuelo verde para el blando primero. Y Morante se quedó sin filosofar con el 'pariente' de Séneca. Voluminoso el sobrero, algo bastote. Y Eolo que empezaba a incordiar. Para colmo, este Almendrito esperó en los palos, aunque en la lidia quiso meter la cara. Tantas ganas tenía el graderío de disfrutar del Genio que hasta brotó algún 'ole' a destiempo, cuando el viento molestaba una barbaridad, cuando parecía que la desgana iba a vencer. Qué va: Morante, con más torería que ninguno, dibujó auténticas bellezas. Verticalidad y pecho ofrecido, entregado con el toro, tanto que si llega a tener más poderío le levanta los pies del suelo. Siguió con quietud su pureza a derechas y, sobremanera, en unos zurdazos a compás, de cadenciosa naturalidad... Y esa torerísima imagen acariciando el lomo de Almendrito, a lo Esplá. Una ovación de gala le tributaron, como antes de que saliera el 'abreplaza'.

Feria de Salamanca

  • Plaza de toros de la Glorieta. Viernes, 19 de septiembre de 2025. . 'No hay billetes'. Toros de Hermanos García Jimenez (1º bis, 2º, 4º, 5º y 6º) y Olga Jiménez (1º y 3º, el único cinqueño), de buenas hechuras y variado juego, con opciones en general; destacaron 2º y sobre todo el 6º, con la excelencia de la clase; con casta y transmisión el 3º.
  • Morante de la Puebla, de corinto y oro: pinchazo y estocada trasera con travesía (saludos); dos pinchazos y media (bronca).
  • Ismael Martín (sustituto de José María Manzanares), de pizarra y oro: setocada hasta la empuñadura (dos orejas); estocada trasera (petición y saludos).
  • Marco Pérez, de grana y azabache: estocada muy trasera desprendida (oreja); estocada trasera (dos orejas).

Compartió los saludos con sus jóvenes compañeros, que numéricamente pegaron un repaso al maestro con un toreo alejado de sus formas. Había entrado por la vía de la sustitución Ismael Martín, que se ganó por méritos propios el puesto de Manzanares después de sus tres orejas de hace una semana. Otras dos se embolsaría en su primero, en el que formó un auténtico alboroto con capote, con los palos, con esa manera de pararlo a lo Fandila y con su dispuestísima actitud con la muleta, listo en la media altura a un buen toro que así lo demandaba, con la técnica bien aprendida. Y con enorme conexión, además de poseer un cañón de espada. En el umbral del premio se quedó con el quinto, uno de esos toros mansos con movilidad y transmisión hasta que se rajó. Está llamado Martín a ocupar carteles en las ferias y a llenar un saco de orejas.

Bastante que torear tuvo el encastado y cinqueño tercero, que se echó a los lomos a Marco Pérez en una dramática cogida, con los pitones rozando la yugular. La Virgen de la Vega tiró un capote y todo quedó en un susto. Regresó al ataque el prodigio salmantino con ese Discreído que se subía a las barbas y que tanto poderío exigía: no era fácil domeñarlo, con una casta que a veces traspasaba a genio. Marco paseó una oreja y sumó otras dos del extraordinario sexto con distintas versiones, más relajado unas –maravilloso un cambio de mano– y otras más crispado. A hombros alzaron a los dos toreros de Salamanca mientras el de La Puebla del Río abandonaba el coso a pie. El viento pareció calmarse y apenas llovía entonces.

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