el var del tendido
Y el morado marcó tendencia en Las Ventas
Segunda puerta grande de este San Isidro, un color predominante y la política en el ambiente.
Un colosal Sebastián Castella rinde Madrid como en sus grandes tiempos
Las Ventas pidiendo las orejas del cuarto
Cualquiera lo diría, con las elecciones a la vuelta de la esquina, que los aficionados que llenaron este viernes los tendidos de Las Ventas terminarían rendidos al color que no quieren ver en las urnas. Aclaremos que era lila y que es el tono ... que el francés Sebastián Castella eligió hace muchísimo tiempo para la mayoría de sus vestidos de torear y también en las banderillas que usa en sus todos sus toros. Aunque el pintor colombiano Diego Ramos, sentado en los bajos del tendido 2, señaló acertado que en su paleta se llama «Chenel», pues el recordado Antoñete lo escogió primero y lo convirtió en su sello, aunque las banderas políticas del viejo maestro fueran más coloradas…
Lo cierto es que ni morados ni colorados se dejan ver por la explanada venteña en días de toros. Aquí, entre tenderetes de refrescos, almohadillas, frutos secos y gominolas, aparecen solitarias un par de carpas instaladas por el PP y Vox con la intención de captar el voto taurino. Por eso, con las banderillas al primero de Castella, se escuchó la guasa salida de los bajos del 3 «¿Cómo es esto de las banderillas de Podemos?».
Y es que la primera parte de la corrida tuvo más interés en el tendido que en la arena. Las protestas de unos, el enfado de otros, las voces encontradas y esos molestos personajes vestidos de verde intenso moviéndose constantemente por todas partes ofreciendo copas al gentío era lo que daba vida a una tarde de expectación y, hasta ese momento, de decepción.
Después saldría Rociero en cuarto turno, el torero de Béziers dejó salir toda su maestría para conquistar su sexta puerta grande en Madrid, plaza que entonces se tiñó de un morado que a nadie molestó. Y eso que, si le preguntan a Sebastián, seguramente dirá que votará a los de Unidos por Mazagón, ese partido que formaron en Palos de la Frontera para poder asistir al Rocío el día 28 sin causar baja en ninguna mesa, y rendirle así un homenaje al toro que le devolvió la gloria el día de su regreso a Madrid.
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Del toro, en este caso, de toda la corrida, ya había hablado su criador Borja Domecq un día antes, cuando manifestó que «si el viento nos da una tregua, seguro que algún toro nos puede dar una alegría». Después, el ganadero se alineó con todos los criadores que no quieren venir a El Batán, pues afirmó que «el ganadero no puede ser el único que aquí asuma los riesgos. Es injusto». En esa misma línea habló también Pedro Gutiérrez Moya, quien sí que tuvo que pagar el peaje de El Batán y confesó que le han destrozado la corrida que tenía preparada para mañana. «No puede ser, me han devuelto toros que llevaban allí varios días y son mejores que los que he lidiado otros años en Madrid. Al final, sólo saldrán cuatro de los míos este sábado, es una pena».