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ABC Cultural

Santander

Damián Castaño reaparece con una cornada fresca y desafía a la medicina con un miura antiguo

Mermado físicamente por la herida reciente en gemelo, hace un emotivo esfuerzo con un toro de Zahariche complicadísimo, una alimaña de otro tiempo a la que cortó una oreja después de una fea cogida

Y que Pamplona siga sin ver a Diego Ventura...

Damián Castaño, cogido por el peligroso tercer miura Serrano Arce
Rosario Pérez

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Con la herida fresca en el gemelo por su cornada en Mont de Marsan, tan solo 72 horas después de que un toro de Escolar le abriese un boquete, Damián Castaño reaparecía en Santander. Contra todo pronóstico médico, con el alta voluntaria e infiltrado. ... La herida aún sangraba en la memoria y en la carne, pero los toreros pertenecen a otro mundo. Con el alma por delante y el cuerpo a rastras –la cojera era más que ostensible–, se plantó en la arena para enfrentarse a un toro. Y no al de cualquier ganadería, sino a la de Miura. Y no a cualquier miura, sino a un miureño antiguo, de esos que miran con ojos de siglos, con ojos de negra leyenda, y cortan la respiración como un navajazo. Un miura de los que piden el carnet y estar al cien por cien. Era evidente que el salmantino no lo estaba, pero tiró de arrestos e hizo el esfuerzo con aquella prenda. Un mal rato pasaría no solo el matador, sino también el público al verlo tan mermado: muy loable su gesto heroico, pero lo sensato hubiese sido no torear con esa cojera que acongojaba.

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