Marco la firmó, Fortes la toreó y Fernando Adrián triunfó

Con la montera calada salió para lidiar al quinto, otro toro abanto y chico, como sus hermanos. La imagen no podía tener más categoría. Pero será bonita por fotos, ya que poco pudo hacer Saul con semejante toro. Bueno, sí, matarlo mejor. Pero eso actualmente es aplicable al noventa por ciento del escalafón...

Hasta a Emilio de Justo, torero que realiza la suerte suprema con una pureza bellísima. Lleva una mala racha con la tizona, y su estocada al cuarto mejor olvidarla, porque se podría llamar agresión también. Pedía calma el extremeño mientras se pitaba al primero. Entendibles eran las protestas porque el anovillado valdefresno iba más a gatas que sobre sus manos. Más templado no pudo estar Emilio en el inicio de faena, pero tampoco podía tener el animalito menos vida.

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La faena fue a media alturita, dándole tiempo para respirar entre las tandas, y mostrando De Justo solvencia. Así logró sacarle tandas, con la muleta siempre puesta. Al natural se limitaba a pasar por ahí. Dos veces pinchó el extremeño -cosa rara en él la mala racha que lleva con la espada-, y el animal se echó sólo. También es verdad que tenía ganitas desde que salió.

Otro toro justísimo de fuerzas le salió a De Justo en cuarto lugar. No facilitó la lidia, pero tampoco se le hicieron las cosas bien. Emilio sí, las pocas veces que pudo pasarse al animal por la faja, y no correr detrás de él. Lo intentaba llevar cosidito a la muleta, pero Bilbaíno salía desentendido del muletazo y tenía una sosería aburridísima. De nuevo estuvo el de Torrejoncillo muy por encima de lo que tenía delante.

Bueno fue el juego de brazos de Fortes a la verónica con el segundo. Ya lo desentendido que Cigarrito salía del capote era otra cosa… Movilidad mostró los primeros tercios, no paró de moverse, pero bien no. Con este material cogió Fortes y se llevó al toro, que lo primero que hizo al ver la muleta fue huir a chiqueros, a los medios con torería. Ahí repitió con sosería el animal por la diestra. Al natural era imposible ligar. Solución: muletazos de uno en uno, pero que sean buenos. Y así fue. Exprimió al máximo al de Valdefresno, que continuó toda la faena en su afanosa huida a las tablas, aprovechando lo poco que tenía.

Bueno fue el recibo capotero de Fernando Adrián al tercero. Y ya lleva unos cuantos, viéndose la buena evolución del madrileño con el percal. Pero sus ganas siguen intactas: por la espalda se sacó al abanto Pelotari. Una vez que le dejó la muleta en la cara, el de Valdefresno se centró con fijeza en Fernando, humillando y repitiendo sin parar, a veces sin dejar espacio al torero. Que el mejor de la tarde le iba a salir a Adrián no cotizaba, pero lo supo aprovechar a la perfección por el derecho. Más pegajosito y desclasado era por el izquierdo, y tardaron más en entenderse.

Y de rodillas se plantó con el sexto, tanto con el capote como con la muleta. Hay toreros que no necesitan triunfar para estar en todas las ferias, y otros que, o triunfan, o nadie vuelve a saber de ellos. Fernando, sabedor de ser del segundo grupo, no se deja nunca nada por hacer. Como pasó con el también mansito, aunque más manejable sexto, al que desorejó tras una buena estocada.