Juan de Castilla: Colombia tiene un torero

El primer toro de la tarde, el de la confirmación de alternativa de Juan de Castilla fue Tronador II, de Partido de Resina. Ante la atenta mirada de su paisano, el maestro César Rincón, lo recibió Juan, que vió cómo el toro mostraba de salida poca fuerza, por lo que fue protestado en los primeros tercios. El animal mostró clase en el percal, y también con la muleta, pero se caía constantemente, especialmente tras el primer puyazo, que le hizo mucho daño. Tenía fijeza además, y trató de cuidarlo al máximo el colombiano, que había brindado a su familia. Mejor condición mostró al natural, por donde lo toreó muy templado De Castilla, que supo administrarle los tiempos que requería el de Partido de Resina. La capacidad de Juan logró que el público se metiera en la faena y olvidara los defectos del toro, pero el mal uso reiterado con el estoque se llevó el posible premio.

El quinto de la tarde, segundo del confirmante, de Sobral, desarrolló sentido durante los primeros tercios. Muy bien lo picó Iván García Marugán. Brindó al público De Castilla, y citó al astifino animal en los medios, sin probaturas. Era imposible ligar las tandas, porque Preso tomaba la muleta en el primer cite, pero en el segundo ya se le metía. Así lo entendió el colombiano, que optó por dar los muletazos de uno en uno, buscando siempre el pitón contrario. Estuvo muy valiente, tragando mucho. Se tiró a matar recto como una vela y dejó una gran estocada al volapié. El presidente decidió no atender una petición -justa y mayoritaria-, y el joven matador dio una torera vuelta al ruedo.

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El segundo de la tarde, Recluido, fue ovacionado de salida. Ya había enamorado esta mañana a más de un aficionado que se había acercado al apartado, y era lógico, porque tenía unas hechuras preciosas. Sin embargo, todo lo bonito que era no correspondía a su comportamiento: fue poco franco los primeros tercios, sin emplearse las dos varas y esperó en banderillas. Octavio comenzó a torear directamente, tras la ceremonia de devolución de trastos, sin probaturas. Antes de acudir al engaño en cada muletazo, el toro le hacía una radiografía al gaditano, que estuvo muy firme con él. El de Sobral no humillaba ni por equivocación, se quedaba corto y no paraba de mirar al torero, que estuvo muy valiente toda la faena. Con la gente completamente metida en la intensa labor, le robó una tanda de naturales muy meritoria casi al final del trasteo. Recluido se puso muy complicado a la hora de entrar a matar, levantando la cara y tapando la salida a Chacón, que siempre intentó tirarse a matar por derecho.

Tampoco tuvo suerte Octavio con el cuarto, de Partido de Resina. En el capote ya se mostró reservón. Sin empujar en el caballo, y sin pasar en banderillas, Nervioso llegó a la muleta con todos estos defectos, al que se le juntó un escasísimo recorrido. De uno en uno, cruzándose en todo momento, estuvo muy por encima de su complicado oponente, Chacón, que se mostró solvente en todo momento. Logró robarle algún natural muy meritorio a un toro, realmente imposible.

Dispuesto, tercero bis tras ser devuelto el de Partido de Resina, de palmaria invalidez, de la ganadería de Collado Ruiz, no terminó de emplearse en el capote, yendo siempre con la cara alta. Manseó en varas, y no mejoró en banderillas. Le costaba muchísimo seguir los vuelos de la muleta, especialmente por la diestra, por donde más lo toreó Sánchez. Al final de la faena cambió a la zurda, yendo mejor el animal por ahí, y dejando muletazos destacables, con emoción. Tras un pinchazo arriba dejó una soberbia estocada que dejó al toro reventado, saludando después una ovación el madrileño.

Cerró la tarde Jabato. Suelto salió del caballo, y tardo se mostró en banderillas. Comenzó ganándole terreno Ángel, y basó su faena por el pitón derecho. El de Sobral, al igual que sus hermanos, no humilló en ningún momento, por lo que el torero tuvo que torearlo a media altura en todo momento, aunque logró sacarle muletazos largos. No terminó de romper el animal, y, por ende, la faena tampoco, pese a los intentos de Sánchez. Se tiró bien el madrileño con la espada, pero el toro le tapó la salida y le empaló por la corva, por suerte sin que le calara, dejando, a la tercera, una casi entera arriba que logró que el toro cayera patas arriba.