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ABC Cultural

SAN SEBASTIÁN

Paco Ureña y la sombra de la cornada

Era domingo y tocaba milagro: leve fue la herida del murciano, que cortó dos orejas; una se llevaron Ginés Marín y Leo Valadez, que dejó una gratísima imagen

Carteles de San Sebastián

Paco Ureña, cogido por el cuarto toro de Fuente Ymbro Efe
Rosario Pérez

Rosario Pérez

San Sebastián

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Herrado con el calor de la sangre y el ardor de los romances de verano desfila un agosto que huele a drenaje y cloroformo. Qué estío más duro, al que no le importa que en el octavo mes no trabaje ni el enterrador. La sombra ... de la cornada se coló también en la cubierta de Illumbe. Se abandonaba Paco Ureña al natural. Soberbios dos zurdazos. Hundido en la arena, roto, sin más mundo que él y Oficial. Pero este cuarto toro de Fuente Ymbro se quedaba por abajo y le levantó los pies. Como a un pelele zarandeó al torero, finísimo como el alambre, sincero siempre. Tremendo el aterrizaje: en dos tiempos. Sobre el cuello cayó todo el peso hasta dar una voltereta al ralentí. El boquete en la seda y la violencia de la cogida anunciaban la cornada. Pero era domingo y tocaba milagro: la daga no se hundió en la carne, aunque tal era el bulto por el pitonazo en el muslo derecho que el doctor decidió abrir la herida y operar. Sería después de que Ureña diese la vuelta al ruedo triunfal con la oreja que se había ganado a sangre y fuego. Con la paliza en lo alto, y cojeando ostensiblemente, se agigantó sobre la épica hasta rematar lo iniciado. A Barrera había brindado este toro, hecho cuesta arriba y tocado de los apoyos, con un andar de más inercia que entrega.

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