Historia de dos novilleros hechos y uno por hacer

El utrero de Boyano, el más descarado de pitones de un conjunto muy justo de raza y fuerzas, se entregó en sus embestidas y Poley salió a por todas. Un comienzo de faena explosivo puso a todos de acuerdo, y después llegó un toreo despacioso y largo con las dos manos. Tenía las orejas al alcance de la mano, era el triunfo que soñaba para quedar colocado de cara a la temporada próxima. Sin embargo, la espada cayó tendida y los descabellos dejaron todo en una calurosa vuelta al ruedo. Al final le apreciaron dos cornadas en el muslo derecho, de las que fue intervenido en un hospital zaragozano y que el doctor Val-Carreres calificó de graves.

Con una vuelta se tuvo que conformar también Jorge Martínez en el quinto, ante el que dejó el poso de un torero hecho, con un excelente concepto del toreo, aunque a la vez un tanto frío, como esperando ya la alternativa. Le faltó apretar más el acelerador, meterse con sus novillos.

Y también hecho y con ganas de orejas Víctor Hernández, triunfador numérico al llevarse un trofeo de cada enemigo. No traspasó ningún límite con el primero y anduvo mejor con el cuarto, ante el que buscó el éxito con ahínco en una faena que empezó y acabó de rodillas, y bien con la espada.