Fernando Adrián, tras salir a hombros: «Estos momentos son gloria y la policía debería dejar que se acerque la gente a los toreros»

Dos veces hizo el paseíllo Fernando Adrián en Las Ventas la pasada temporada, y en las dos salió en hombros. Volvía el madrileño, y lo hizo de nuevo triunfando: cortó una oreja al segundo de la tarde, y otra al último. Sobre esa primera faena, el torero madrileño dijo a los micrófonos de OneToro: «He podido llevar al toro recto y torearlo, pero para Madrid uno necesita un toro que tenga un poco más». Disgustado se mostraba tras estoquear al cuarto: «Qué voy a decir... Una pena, porque he apostado por él, pensando que iba a romper como hacen algunos toros de esta ganadería, que cuando las esperas te lo dan, pero no ha valido».

Sí valió, y bien además, el sexto de la tarde. Le cortó otra oreja, con los tendidos entregados, y salió en volandas. La policía montada impedía que la mayoría de aficionados pudieran arropar al madrileño en esos momentos, por lo que, ya en la furgoneta, dijo que eran «días especiales y no me cabreo con la policía, pero estos momentos del toreo son gloria y deben dejar que se acerque la gente. Es una pena que les quiten del medio. Creo que cuando entregas tu verdad y el 100% a la afición, tiene su recompensa». Tras esto, fue a cumplimentar su saludo a la Infanta Elena, que presidió la corrida, y a quien brindó diciendo: «Infanta, este toro va por usted, por el Rey, por nuestra libertad. Viva España».

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También le brindó Castella: «Doña Elena, va por usted, la Casa Real y España», le dijo a Su Alteza en el toro que abrió la tarde. Gustó en el tendido por su clase, y también le gustó al maestro francés: «He disfrutado mucho con el toro, que ha sacado cualidades y creo que me he entregado desde el capote, en el quite y que ha habido varios momentos de bajarle la mano y soltarse, que es lo que he hecho luego con la muleta». Sin embargo, y pese a llevar una buena racha con la espada, lo pinchó: «Ha sido una pena, no se puede pinchar un toro así en Madrid».

El tercero era el remiendo de El Pilar, y poco lucimiento pudo tener Sebastián: «No tenía fuerza alguna, porque el toro se mantenía en pie por el volumen nada más. Se defendía y perdía la manos cuando tenía que descolgar. Las hechuras no le han ayudado y no ha querido embestir». El último toro de su lote fue muy protestado. Ya una vez iniciada la faena, pidió Castella paciencia a quienes tocaban las palmas de tango; aunque poco pudo sacar del de Garcigrande: «El toro tenía calidad, pero perdió las manos, y eso desluce la lidia desafortunadamente. He toreado para mí y le he pegado naturales que me he sentido mucho. Entiendo que el público no estuviera contento, porque no era un toro de fuerza para Madrid», explicó el francés a la televisión.

También habló el ganadero Justo Hernández: «Hubo dos toros que no valieron, no tenían la fortaleza suficiente para la exigencia de esta plaza. Bendito 7 y su exigencia; cuando se entregan, lo hacen de verdad». Sobre las reatas y sus notas explicó que «las notas son para los músicos, o eso dicen», dijo con una sonrisa.