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ABC Cultural

Toros

El gran impacto de la Feria de Málaga: David de Miranda se olvida del cuerpo

Bajo la presencia de Roca Rey (con un mal lote), se juega la vida con hierático valor y sale a hombros en una corrida de Victoriano con un Jaceno de bandera para Escribano

El compromiso ético de Fortes con el toro

El tercer toro, Enamorado de nombre, 'besa' el muslo derecho de David de Miranda, en un tremendo arrimón Arjona
Rosario Pérez

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Bárbaro David de Miranda, que se jugó la vida a carta cabal, con esa serenísima locura de quien quiere ser alguien en el toro. Impactó su heroica faena al tercero, un animal feote, hecho cuesta arriba, con dos puntas y una presencia más norteña ... que del sur. Ausente de casta, con la cara por el palillo, sin humillar ni por equivocación, con el freno echado en el mismísimo embroque. A toro parado y sin querer pasar. En una moneda de oro –como su exposición– fue el emotivo prólogo a un Victoriano tan poco claro. Enamorado se llamaba el galán, con el que el onubense lo hizo todo despacito, con un aplomo que conmovía. Metido entre los pitones, tan cerca que escaneaban sus tripas y su corazón, con los ojos pegados literalmente a sus muslos.

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