Fallas 2024: estocada a la meritocracia
¿Dónde está Daniel Luque? ¿Y Fernando Adrián? ¡Menos mal que en la prórroga entró Borja Jiménez! Por no hablar de Diego Ventura, con el que están cometiendo una de las mayores injusticias de la historia de la tauromaquia
Carteles de la Feria de Valencia
Fernando Adrián, en tarde de triunfo en Madrid
Los carteles de Fallas dejan claro el lema actual de la tauromaquia: triunfar es importante, pero no tanto. Basta con repasar las combinaciones del serial recién presentado: sí, casi todos los días se encuentran alicientes para ir a la plaza, pero hay ... ausencias que claman al cielo y llegan al infierno.
Leo los carteles oficiales y me pregunto cómo le va a contar su apoderado a Fernando Adrián que después de abrir dos Puertas Grandes en Madrid -con el mismo empresario que en Valencia- y otras trece en ferias como Cuenca, Guadalajara, Palencia, Valladolid o Murcia que para Fallas no cuentan con él. O el de Daniel Luque, uno de los más redondos de 2023, para el que tampoco hubo hueco ni ofrecimiento. Esto no va ya de vetos, es que ni hubo un ofrecimiento en firme para un torero que se lo ha ganado a sangre y fuego. Podríamos seguir con casos como los de Tomás Rufo, al que la retirada de El Juli le ha dejado sin paraguas, y el más sangrante de todos, Diego Ventura. ¿Alguien puede explicar que en cuatro puestos para rejoneadores en esta feria de Valencia no haya uno para la máxima figura del toreo a caballo?
Lo de los rejones ya lleva años siendo injusto, cruel y ocultado. El veto de Hermoso a Ventura es de juzgado de guardia. Las plazas del norte manejadas por el navarro, con Pamplona como punta del iceberg, ahora suman otros feudos para completar una de las mayores injusticias de la historia de la tauromaquia.
En una feria de 19 puestos, dar tres a Román no hay por dónde cogerlo, por muchos 10 años de alternativa que cumpla; eso sí, así se evitan encontrar una corrida completa en tiempos de dificultad en el campo bravo. No faltan El Fandi ni Cayetano. Con todo el respeto que merecen ambos matadores, sus méritos para estar en Fallas parecen menores a los de otros toreros mencionados, pero, más allá de puestos de grupos especiales y tal, de pliegos con absurdos varios, sólo hay que ver quién apodera al primero para comprenderlo. El más listo de la clase sigue siendo el de Salamanca.
No importan los méritos, ni los triunfos ni la sangre; importa el negocio, si es que lo es… ¿O acaso a los empresarios no les interesa construir futuras figuras que renueven el escalafón y las ilusiones?
Lo peor de todo es con estos tejemanejes pierde la Fiesta, pierde la competencia y pierde el futuro, ese al que cierran puertas. «A recoger, a recoger mientras se pueda...»
Analizadas las ausencias, vayamos a las presencias. Se entiende que la empresa -que busca lo mejor para sus números- quiera contar dos tardes con el más taquillero, Roca Rey, que lleva el peso fallero. Estratégicamente, me parece un error por parte del peruano engarzar dobletes consecutivos no sólo en Valencia, sino también en Olivenza. Esos dobletes donde el público se reparte podrían pasarle factura. Ya conocen aquel refrán de que lo poco gusta y lo mucho puede cansar...
Vayamos a los días 18 y 19, con sus alicientes, sí, pero con aroma a 'collage' de compromisos y justificaciones más que carteles con hilo argumental. ¿Y la remixta del 15? Para qué decir nada: corramos un tupido velo al buen gusto. Aunque se llene la plaza, ¿qué pinta un genio como Morante -que podría haber exigido a Luque en su cartel (el pasado año se anunciaron juntos en San Miguel, donde finalmente el de La Puebla no toreó)- con un rejoneador abriendo y un novillero de despedida y cierre?
Vayamos al deseo de todos: que el público responda, el coso de la calle Játiva se llene cada tarde y la taquilla dé la razón a una empresa que demuestra tan buena estructura -es innegable el público que está acudiendo a Madrid bajo su batuta y son dignas de elogio las galas para dar a conocer las ferias- como falta de sensibilidad para contratar a los que se lo han ganado en el ruedo.¡Menos mal que en la prórroga entró Borja Jiménez!
Son nuevos tiempos, nuevas modas y nuevas corrientes. Estas Fallas han asestado una estocada a la meritocracia. ¿Triunfos, para qué os queremos?