Diego Ventura, por la puerta grande en la mixta de Valencia

Paró Ventura a su primero a lomos de Velázquez, templando una barbaridad las embestidas aunque quizás los dos rejones de castigo parecieron excesivos. Luego, con Nómada banderilleó con mucha templanza, siempre clavando arriba y toreándolo a dos pistas. Al toro quizás le faltara algo mas de transmisión para darle a la labor de Ventura, la importancia que merecía. Al final un par de las cortas al violín, llevaron mas emoción al tendido. Mató de un certero rejón y le concedieron un trofeo. Con mas bríos salió el segundo de Diego que volvió a clavar dos rejones de castigo bajándole tanto los humos que lo dejó prácticamente sin aliento. A parir de ahí, todo transcurrió sin apenas emoción pese al buen hacer de Ventura que supo poner sus cabalgaduras en terrenos comprometidos. Mató de un certerísimo rejón que tumbó al toro en pocos segundos, propiciando a concesión de otro trofeo.

Muy parado y soso de salida fue el primero de Adrián que no permitió el lucimiento con el capote, sin embargo el que si se lució fue Juan Ortega en un ajustado y lucidísimos quite por chicuelinas. Comenzó Adrián de rodillas en unos pases cambiados desde los medios, para proseguir con dos series con la mano derecha, limpias y algo aceleradas en su ejecución. Con la mano izquierda no hubo el acople necesario al no darle un poco mas de sitio al toro después de cada muletazo. Volvió sobre la derecha, pero sin apenas lucimiento. Una estocada un poco baja de efectos fulminantes, ayudó a poner en su mano una oreja.

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Muy corto de salida se quedaba el quinto, lo cual no permitió que Adrián pudiera lucirse al torear con la capa. Sin embargo después de salir del caballo, ese viaje pareció alargarse aunque su embestida fuese con la cara alta. Tampoco ayudó Fernando Adrián a mejorar aquello dejándose tropezar mucho la muleta y no dejando sitio entre muletazo y muletazo, por lo que el toro le protestó mas su colocación. En su haber, decir que volvió a estar muy contundente manejando la espada.

El tercero de la tarde fue el tipo de toro que menos facilidades le puede dar a Ortega para poder desarrollar su magnifico toreo. De salida ya embistió quedándose muy corto y venciéndose por ambos pitones No mejoró en la muleta, y aún así, Ortega intentó hacerle las cosas con gusto y muy despacio. Lo mató de una casi entera y el público le agradeció sus formas y le hizo saludar una ovación. El último fue un autentico mulo que huía hasta de su propia sombra. Hizo bien Ortega en abreviar con la muleta aunque se demoró con la espada.