David Galván: «Conseguir esa unanimidad en Las Ventas es muy difícil y no lo cambio por nada»
Tras ser declarado Torero Revelación de la Feria de San Isidro, ABC entrevista al gaditano
Tarde de torero grande de David Galván, que pone cara la Feria de San Isidro
Alicia P. Velarde
Madrid
«Que las musas te pillen trabajando», dijo en su día Picasso. Y así encontraron a Galván el 22 de mayo en la Feria de San Isidro, en la que dejó una faena a un toro de El Torero fruto de la improvisación más ... absoluta, en una obra en la que primó lo que muchos podrían llamar toreo accesorio, pero que, con la profundidad y despaciosidad con las que lo ejecutó David, pasó a ser toreo fundamental. Madrid disfrutó de la faena de toreo caro, carísimo, culminado con un espadazo. Rompió entonces a llorar el torero, y se rompió la plaza pidiendo la oreja. Una neumonía vírica impidió a Manzanares torear el 30 de mayo una corrida de Alcurrucén, y la sustitución fue para Galván. La corrida dio menos opciones, pero se volvió a ver la madurez en toreo del gaditano, a la par del pellizco y personalidad que siempre ha imprimido a sus faenas. Por todo ello, ha recibido el Premio a Torero Revelación de la feria.
-¿Cómo vivió la tarde del 22 de mayo?
-Fue una tarde muy especial, una tarde que la asumía con mucha responsabilidad, pero también muy ilusionado para que fuera un punto de inflexión importante en mi carrera. La verdad que fue una faena especial, una faena en la que, gracias a Dios, pude fluir con mi personalidad, con mi sello personal, dentro de una obra que estuvo marcada por una estructura totalmente diferente. Creo que también hubo mucha carga de clasicismo en la misma, y refleja perfectamente mi manera de ser como torero.
-La plaza entera le pidió la oreja, pero a algunos aficionados les supo a poco. ¿Le pareció justo ese premio?
-Sinceramente, con la carga emocional con la que viví la faena no esperaba prácticamente nada. Me rompí toreando, me vacié, y cuando terminé estaba un poco embargado por todas esas emociones. El premio, para mí, ha trascendido más allá del simple hecho material. Ha sido una faena especial, y como tal estoy conforme con lo que pasó, no lo olvidaré nunca. Lo que pasó tuvo que ser así, y creo que también eso fue lo que dio lugar a esa vuelto al ruedo con total unanimidad. Conseguir eso en una plaza como Las Ventas no es fácil, y no lo cambio por nada.
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-Gracias a eso se ganó la sustitución de Manzanares. Los aficionados estaban ilusionados con volver a verle, pero para ello debía refrendar lo ocurrido la tarde anterior. ¿Suponía esto una responsabilidad o una motivación para demostrar de lo que era capaz?
-Era una responsabilidad muy grande ser sustituto de una figura de la talla del maestro Manzanares, a la vez que un premio por la tarde anterior. También es cierto que era un arma de doble filo y lo asumí con mucha ilusión. Intenté cargarme de motivación y fui muy responsabilizado, pero con la moral alta para intentar seguir dando mi mejor versión en la plaza. No fue una tarde fácil por los muchos condicionantes, pero gracias a Dios, ese factor que es tan importante en el toreo, que es el crédito, creo que salió fortalecido, y por el conjunto de las dos actuaciones, ha sido la feria más especial de mi trayectoria.
-También, para poder emocionar a la gente con una faena fruto de la imaginación de veinte muletazos, eso sí, muy buenos, la afición debe tener sensibilidad y ser entendida. ¿Se considera torero de plazas grandes?
-Es lo que más me motiva, torear en las plazas con esa categoría. Aunque también soy consciente de que no hay escenario pequeño. Yo me debo al toro y al público que asiste a verme. Lo que pudo verse en este San Isidro fue la combinación de mi concepto clásico, tan cual lo concibo, pero con un toque contemporáneo, y creo que no había mejor escenario que Las Ventas, que supo captarlo a la perfección. Creo que auné esa estructura de faena diferente, más actual, espontánea, con la carga de los muletazos más clásicos, porque no hay nada más clásico que una trincherilla, que el toreo por bajo genuflexo, o un natural. Esa mezcla refleja mi concepto del toreo. Lo que yo busco no es sólo el triunfo numérico, que también. Pienso que el toreo es un arte, y esa arte tiene que transmitir. Y si transmite y deja huella y trasciende, las consecuencias serán el triunfo y los trofeos.
-¿Qué supone el ser premiado como torero revelación?
-Supone mucho, y más en este momento de mi carrera. Desde la época post pandemia para aquí, estos años desde el 2022, he mantenido una regularidad allá donde he toreado, tanto en Europa como en América. Pero siempre con el objetivo de San Isidro. Necesitaba ir triunfando, y que esos triunfos me llevaran a ganarme un puesto en Madrid, porque sabía que podía ser un punto de inflexión importante en mi trayectoria. Entonces, llegar y ser la sorpresa o la revelación para el aficionado, la prensa y el gran público, para mí ha sido algo realmente emotivo y relevante, sobre todo para el futuro más inmediato. Me ilusiona y motiva muchísimo para seguir afrontando los próximos compromisos que tengo.
-¿Está viendo, ya, la recompensa en ese futuro inmediato?
-Sí, ha tenido repercusión, gracias a Dios y se han abierto nuevos caminos y nuevas posibilidades, eso también me reconforta; porque el toreo creo que es un espectáculo en el que la meritocracia tiene que estar siempre presente, y en este caso, pues me ilusiona que, poco a poco, me llamen, y ahora es mi deber, seguir dándo mi mejor versión y seguir el camino.
-Usted está ligado al maestro Ponce, que se despedirá de la afición de Madrid en septiembre, y encajaría bien su nombre en ese cartel. ¿Volverá a Madrid en Otoño?
-A día de hoy no lo sé. Yo encantado de volver en Otoño, y ya, con el maestro Ponce, sería un sueño para mí, una ilusión muy grande, aunque no le puedo decir. Mi ilusión estaría en volver a Madrid, porque lo que he vivido ha sido tan intenso, tan bonito y tan especial que deseo hacer ese paseíllo de nuevo, entregarme al máximo y seguir dando argumentos para seguir creciendo y avanzando en mi profesión .
-¿Cuáles son sus referentes?
-Mayor referente, desde que empecé en la escuela taurina, y que además siempre ha sido un torero muy de Madrid y torero de toreros, ha sido el maestro Rafael Ortega, también gaditano, de San Fernando. Ha sido un torero que siempre he tenido como piedra angular, por su clasicismo, su pureza y su verdad, y a partir de eso he desarrollado lo mío. Pero siempre lo he tenido como referente y he seguido sus cánones del toreo.
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