De antitaurinos al diluvio, pasando por toreo del bueno
Manzanares, Roca Rey y De Manuel salen en hombros en la primera de la Feria de Guadalajara
Los milagros suceden en domingo
Alicia P. Velarde
Guadalajara
De todo ha habido en el primer festejo de la Feria de Guadalajara, en la que Manzanares, Roca Rey y Francisco de Manuel se han repartido ocho orejas, con una noble corrida de El Pilar, ante una plaza llena que supo valorar y ... recompensar la entrega de la terna.
Se sacó Manzanares al primero de la tarde, a los medios, recetándole dos buenas verónicas, otras dos chicuelinas y una larga. Se dejó pegar en el caballo, mostrándose pronto en banderillas. Comenzó el alicantino por alto, llevándose al toro a los medios, sin exigirle de primeras. Ya en los medios, le bajó la mano, respondiendo bien el animal, repitiendo. Al natural venía más andarín, y no dejó a José Mari sentirse a gusto. Pero por el pitón derecho pudo dejar tandas muy buenas y ligadas, poniéndosela, siempre, en la cara, y abrochadas por bonitos pases de pecho. Se le atascó la espada a Manzanares, algo extraño en él, aunque, cuando al fin metió la mano, dejó un estoconazo de los suyos. Justo cuando apuntillaban al animal se echaron dos antitaurinos (ya podrían haberse lanzado mientras Manzanares erraba con el acero, que tiempo tuvieron, o mientras pegaba un magnífico derechazo). Los subalternos, presentes en el ruedo, tardaron unos instantes en comprender por qué empezaba a pitar la gente. El que no tardó nada en actuar, fue Antonio Chacón, que se lanzó como una exhalación contra uno de ellos, quien tardará en olvidar la somanta que le dio. Ni dos meses se cumplen de aquella imagen en la que él protegía a cuerpo limpio a Roca, cuando el quinto toro lo había estampado contra las tablas en aquella tarde de Santander. ¡Que le vengan a él con tonterías, dos cobardes que se tiran cuando el animal ya está muerto!
El cuarto tenía muchísima clase, y no demasiada raza. Preciosa media, muy despaciosa, le dejó Manzanares en el recibo. Lo cuidaron en varas -como a toda la corrida en esta tarde-, y también en banderillas. Llamó la atención el poco eco que tuvo un precioso inicio de faena, muy torero y templado -muy aguadista-, como ya lo fueron las verónicas del primer tercio. Comenzó a bajarle la mano al toro, poco a poco, echándole los vuelos al hocico, engolosinando, así, al flojito animal, con muletazos, por ambos pitones, muy suaves. Se veía a gusto al alicantino con el del Pilar, y dejó una bella obra, muy sevillana, con mucho gusto y elegancia, como pedía el toro. Dos orejas cortó tras (ahora sí) un estoconazo marca de la casa.
Y los ultras antirroquistas se marcharon felices de Colmenar
Rosario PérezEn medio de un enrarecido ambiente y con Francisco de Manuel como triunfador en el mejor sexto de una mansa corrida, el peruano pasea una oreja con protestas; Almeida, aclamado por el público, se lleva una ola de ovaciones
Más flojito era el segundo, que por poco se pega una voltereta, cuando Roca remataba un variado saludo capotero. Quitó Andrés por tafalleras, y se desmonteró Chacón tras dos fabulosos pares. La plaza en pie le aplaudió -el entusiasmo sumaba la imagen dejada por su manera de actuar con los antitaurinos-. Tras el inicio de faena, el del Pilar se echó. Ni fuerza ni casta tenía. Lo intentó torear Roca a media altura, y el animal repetía; pero sin emoción alguna, a lo, que no ayudaba la tendencia que tenía a abrirse, especialmente al natural, saliendo desentendido, tras cada tanda. Estuvo voluntarioso, porque otra cosa no cabía. Sí cabía matarlo por arriba en suerte que domina tan a la perfección; pero se le fue la espada a los blandos, lo que no impidió que una plaza volcada con él desde el brindis, le pidiera una oreja.
El quinto bis -el titular se lesionó una mano de salida-, buscaba mucho las tablas y manseaba en los primeros tercios. Quitaba Roca por tafalleras y chicuelinas mientras empezaban a caer algunas gotas. En banderillas arreció la lluvia con más intensidad, y en el inicio de la faena, cayó la mundial. Algunos valientes se quedaron, mientras la mayoría, poco previsores o que se habían fiado de las predicciones oficiales -que daban un sol esplendoroso-, huían empapados. Roca también se quedó, ante un toro que miraba a las tablas, cantando la gallina, y bajo el diluvio lo toreó. El sufrido público gritaba completamente entregado. Tenía mérito ya sólo ponerse delante de un toro, en ese lago en que el ruedo se había convertido. Buena estocada y dos orejas.
El tercero echaba las manitas por delante de salida, y después de la vara estaba muy parado. Quitó De Manuel por delantales y una larga. Los primeros tercios fueron un mero trámite, por la condición del animal. Francisco comenzó con dos estatuarios y dos pases por la espalda. Era complicado encontrarle la distancia, porque el toro hacía hilo. A la mínima que tocaba el engaño se rebrincaba, pero a veces era inevitable porque iba con la cara por las nubes y pegaba un desabrido gañafón, al final del muletazo. Muy solvente y por encima del astado se mostró el madrileño, que cuenta con una poderosa muleta, y supo buscarle las vueltas, hasta lograr que no le tocara. Era más noble -aunque le costaba más ir-, al natural, por donde le robó algunos pases meritorios. Terminó por manoletinas para calentar el ambiente, y dejó una estocada que por sí sola merecía la oreja, que cortó, tras petición del doble trofeo.
Plaza de toros La Antigua
- Plaza de toros de Guadalajara. Jueves, 14 de septiembre de 2023. Entrada: Casi lleno. Toros de El Pilar y 5º bis de Luis Algarra.
- José María Manzanares, de sangre de toro y oro. Cinco pinchazos y estocada (silencio). Estoconazo (dos orejas).
- Andrés Roca Rey, de rosa palo y oro. Estocada baja (oreja). Estocada entera (dos orejas).
- Francisco de Manuel, de frambuesa y oro. Estoconazo (oreja con petición). Estoconaz
Cuando iba a salir el quintó, dejó de llover. Los areneros intentaban drenar el agua, pero había zonas complemente embarradas, con verdaderos charcos. No obstante, Francisco dijo que seguía. Sus compañeros habían triunfado, y él, con la hierba en la boca, no quería irse a pie (o en lancha, que hacía falta en los tendidos, que aguantaron toda su labor de pie, porque los asientos estaban empapados). Ya en el recibo salió a darlo todo, y tras un desordenado tercio de varas, y dos pares extraordinarios -qué mérito banderillear en estas condiciones- de Juan Carlos Rey, que se desmonteró una vez más, se plantó de rodillas en el tercio el joven matador. Explosivo inicio, al que prosiguieron tandas de mucho empaque y capacidad por parte de Francisco, ante un toro que se dejaba, pero con tendencia a mirar a tablas. De nuevo manoletinas, y otro estoconazo, que pusieron en sus manos las dos orejas.
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