El Juli y Luque
Este domingo, El Juli ha dicho adiós a los ruedos compartiendo cartel con Luque, torero que tiene la capacidad de mandar en el toreo, como ha hecho el madrileño tantos años
El penúltimo toro de El Juli: Larga vida a la leyenda que es siete veces Príncipe
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Iniciar sesiónSaber retirarse a tiempo es muy difícil, sobre todo en las profesiones que requieren una forma física que pronto se pierde. Ejemplo claro, el fútbol: hasta don Alfredo Di Stéfano quiso irse al Español, donde concluyó sin brillo su carrera. Algunos bailarines se ... reciclan: Maurice Béjart , mediano bailarín, llegó a ser el más grande coreógrafo contemporáneo.
En la Fiesta se da una cruel paradoja. Me decía Manolo Vázquez: «Cuando lo ves más claro, cuando sabes mejor lo que quieres hacer, te fallan las facultades». Y Marcial, con su inteligente pesimismo: «Ningún torero se retira; a todos, los retira el público, cuando se cansa de verlos».
El Juli ha roto este diagnóstico: se ha ido en plenitud, cuando ha querido, aclamado por los públicos, sin síntoma alguno de decadencia. Ha sabido elegir el momento de hacerlo y de anunciarlo: ni por sorpresa, ni antes de comenzar la temporada, como solicitando aplausos. Lo dijo bien mediada la temporada, cuando ya los contratos estaban cerrados; sin rehuir gestos (los seis toros de Gijón), ni Plazas, como Sevilla y Madrid. Hasta el final ha lucido su mayor cualidad: la inteligencia, la cabeza (junto con la afición y la casta). Si las cosas se hacen bien, es más fácil que salgan bien. Las últimas tardes han sido apoteósicas: no olvidaremos la cantidad de jóvenes que se lanzaron al ruedo, en Madrid, para sacarlo en hombros; en Sevilla, a los areneros, alineados en el ruedo como en un cuadro, que interrumpieron su labor, igual que todos los operarios y toreros, para aplaudirlo.
Dos grandes ferias
Andrés AmorósNo se ha querido cortar la coleta. ¿Volverá a los ruedos, alguna vez? Puede hacerlo si siente esa necesidad, mientras conserve las actuales facultades.
Junto a El Juli, en San Miguel, triunfó rotundamente Daniel Luque. Quedó al borde de la Puerta del Príncipe: sólo después de un par de meses de una tremenda cornada, que le sacó los intestinos, ha vuelto como estuvo toda la temporada, con una seguridad y rotundidad apabullantes. Ahora mismo, puede a todos los toros. El que tiene esa capacidad, debe mandar, en el toreo, caiga más o menos simpático.
Al irse El Juli, queda Morante como el diestro más artista; Roca Rey, el más taquillero; Daniel Luque, el lidiador más clásico.
Como todas las demás artes, la Fiesta de los toros no se acaba nunca.
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