Triunfo y sangre de Román en San Isidro

El valenciano sufre una cornada y corta una oreja, en un festejo afeado por unos lamentables gritos futbolísticos

Román, por bernadinas Efe

Cuando se confeccionaron los carteles, se sabía ya que el 28 de mayo se jugaría la final de la Champions. No se sabía, claro, que llegaría a ella el Real Madrid. A Simón Casas, mago del marketing, se le ocurrió ponerle un nombre propio a ... esta corrida, 'de la Juventud'. ¿Atraerá esto a algunos jóvenes más? ¿O los jóvenes son los matadores? No lo sé. Los toros de Luis Algarra, que suelen ser bravos, ofrecen un juego desigual. Corta una oreja y es herido Román, muy responsable, toda la tarde. También sufren percances Gonzalo Caballero y el banderillero Jesús Arruga. No tiene fortuna David de Miranda.

El sonriente valenciano Román vuelve a Las Ventas, donde sufrió una muy grave cornada. Domina al primero, encastado y repetidor, con series de mano baja por los dos lados. Se la juega innecesariamente con la moda actual de las bernadinas y mata con decisión: oreja. En el cuarto, abierto de pitones, pasa un momento de apuro al sufrir un desarme con el capote. Dos grandes pares de José Chacón. Al brindar al público, suena la trompeta floreada de El Soro. El toro es violento, se defiende. Román le planta cara, logra naturales emocionantes, tragando, en una faena de toma y daca, no limpia pero de mérito. Al final, sufre una cornada de 15 centímetros que afecta al gemelo, de pronóstico reservado: petición y vuelta, cojeando. (Comienzan unos cánticos al Atlético de Madrid, ondeando su bandera, totalmente inaceptables, con un torero saliendo de la enfermería y otro, herido, en el ruedo).

El madrileño Gonzalo Caballero todavía ha sufrido más graves cornadas (no quiero entrar en detalles truculentos). Es muletero sobrio y muy buen matador. El segundo, de salida, hace un extraño y lo voltea con saña contra las tablas; el toro es andarín, se orienta. (Muy bien Fernando Sánchez con los palos, igual que siempre). Gonzalo, firme, logra algunos buenos derechazos. A la segunda, buena estocada. Pasa cojeando a la enfermería, con un puntazo y una lesión en el menisco. En el quinto, está muy firme, aguanta tarascadas, en un trasteo desigual, emocionante y meritorio pero falla con la espada.

El onubense David de Miranda superó una muy grave lesión y sorprendió al abrir la Puerta Grande en su debut en San Isidro. Recibe con verónicas cadenciosas al tercero, que embiste templado. Sale trastabillado de un buen par Jesús Arruga y, al caer, sufre la fractura del hombro. Empieza David haciendo el poste, estilo Manolete y José Tomás, sin mandar en el toro, que es noble pero flaquea y se apaga. Con una res mortecina, no sirve de nada intercalar un cambiado ni las bernadinas, con desarme. Una faena mal planteada. Mata a la segunda. En el último, reservón, deslucido, comienza con un muletazo cambiado, muestra voluntad, alarga sin fruto y mata a la segunda.

Me apasionan los toros y me encanta el fútbol pero cada cosa, en su sitio. No puede uno hacer lo mismo en un bar que en una iglesia, en una discoteca que en un aula universitaria. Es estupendo que muchos jóvenes acudan ahora a los toros pero hay que saber cómo debemos comportarnos todos en una plaza; sobre todo, en una tan importante como Las Ventas. Siempre se ha elogiado la educación del público taurino. Eso forma parte del rito y jamás debe perderse.

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