San Isidro: faena para la historia de Diego Ventura

En el primero, noble, Andy Cartagena muestra su solvencia técnica pero sin mucho brillo y mata a la segunda. Triunfa en el cuarto con sus espectacularidad y sus alardes ecuestres: «Iluso» alegra, con sus piruetas; «Cupido», con sus bailes; «Humano» entusiasma, al andar con las manos en alto. Rejón certero: dos orejas y primera salida en hombros de la Feria.

Diego Ventura es ahora la primera figura indiscutible. En el segundo, emociona «Nazarí», al llevarlo prendido a la grupa; «Ritz» quiebra en corto, arriesgando mucho ; con el albino «Remate» pincha dos veces y pierde el trofeo. En el quinto, distraído, el maravilloso «Sueño» entusiasma a todos, con pasadas que parecen imposibles y quiebros extraordinarios. «Remate» mantiene la emoción, al violín. Un pinchazo le priva del rabo, que merecía y hubiera cortado. Incomprensiblemente, el presidente le niega la segunda oreja: ¡por un pinchazo arriba, después de una faena cumbre! No se puede entender. Una decisión presidencial absolutamente lamentable.

El tercero es distraído, con querencia a tablas, deslucido. Manzanares se esfuerza con «Príncipe», pasa un mal rato pero acierta al matar. Algo parecido le sucede en el último; después de «lo de Ventura», no es fácil actuar. Vuelve a matar rápido.

No es ningún triunfalismo: lo que ha hecho Ventura con el quinto toro, «Rana», quedará en la historia de Las Ventas. Aunque el presidente no se haya enterado.

Postdata. La categoría de figura del toreo se gana en las Ferias más importantes: Valencia, Sevilla, Madrid, Pamplona, Bilbao, Zaragoza. Se equivoca Morante al no venir a Madrid. Más se equivoca José Tomás al anunciarse, por ahora, sólo en Jerez y Alicante. ¿Se imaginan que el Madrid o el Barcelona renunciasen a disputar la Copa de Europa y jugasen sólo partidos amistosos? La Champions del toreo se juega en Madrid. Decía un axioma latino (y lo repite nuestro Ejército del Aire): «Per aspera ad astra». Se alcanza la gloria con esfuerzo, no por el camino de la comodidad. Claro que, entonces, todavía no se había inventado el «marketing»...