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«El retablo de Maese Pedro» del Teatro de la Zarzuela seduce a Guanajuato

Gran acogida del público al programa doble del Teatro de la Zarzuela, en el que Lorenzo Ramos dirigió a la Orquesta Sinfónica de Guanajuato desde el foso

JESÚS ALCÁNTARA Una escena de «El retablo de Maese Pedro»

SUSANA GAVIÑA ENVIADA ESPECIAL

GUANAJUATO (MÉXICO). Ayer se clausuró la XXXIII edición del Festival Internacional Cervantino, en la que han participado más de 3.200 artistas procedentes de 34 países. España, junto con Japón y la región de Yucatán -castigada en estos momentos por el huracán «Wilma»- partían en esta convocatoria como países invitados.

Después de la cálida acogida el fin de semana anterior a la Orquesta Nacional de España, y el miércoles al guitarrista Vicente Amigo, el jueves se estrenó en el Auditorio del Estado, construido en 1991 y con capacidad para casi 1.700 personas, el programa doble realizado en conmemoración del IV Centenario de la Publicación del Quijote por el Teatro de la Zarzuela: «La venta de Don Quijote», de Chapí, y «El retablo de Maese Pedro», de Falla. Programa que ya se pudo ver en Madrid.

Si bien la primera parte no consiguió cautivar al público, sí lo hizo la segunda, que logró sorprender y hacer reír a una sala -con el 90 por ciento de las localidades vendidas- gracias a la puesta en escena de Luis Olmos, en la que los actores actuaban como marionetas gracias a la magnífica coreografía de Fuensanta Morales. Enrique Baquerizo volvió a meterse en el papel del Hidalgo, mientras que Flavio Oliver repetía como el Trujamán, aunque con algún problema añadido, pues entre escena y escena, y debido a la altura de la ciudad, tenía que proveerse de oxígeno para poder cantar. En el foso, Lorenzo Ramos dirigió a la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, formada por 50 músicos, y que ha acompañado al Teatro de la Zarzuela en su gira también por la ciudad de Guadalajara.

El director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, José Antonio Campos, confesaba tras el estreno sentirse «feliz» ante la buena acogida del espectáculo. «Ha sido muy emocionante y una prueba más de lo que pasa cuando vas con la zarzuela». Sobre el programa, afirmó que se trataba de «teatro popular y directo y la gente lo entiende de otra manera porque es menos «pedante»», y calificó la obra de Manuel de Falla «como la más moderna del teatro lírico español».

Una escuela de flamenco

El flamenco también puso broche final a la presencia española en el Festival con el Ballet Flamenco de Andalucía de Cristia Hoyos y su espectáculo «Viaje al Sur», que puso al público, que llenaba el Teatro Juárez, en pie. Del blanco al rojo, pasando por el negro, la compañía andaluza ofreció unas coreografías donde «sin pasarnos de modernos seguimos presentado la esencia del flamenco», según palabras de su directora. Con todo el papel vendido el viernes y el sábado, el flamenco ha robado el corazón de esta ciudad, que espera poder tener en el futuro su propio Festival de Flamenco. El director del Cervantino, Ramiro Osorio, gran apasionado del género, confesaba a ABC su deseo de crear también una escuela de flamenco en Guanajuato.

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