La presión del sobresaliente
Dada la sangrienta trayectoria de José Tomás, el runrún de la calle trae una pregunta: «¿Y qué pasa si le coge un toro?». La respuesta lleva dos nombres: David Saleri y Miguel Ángel Sánchez. Ambos sobresalientes se harían cargo de la corrida más codiciada del ... año. Quebradas sus aspiraciones de ser figura, compartir paseíllo con el monstruo de Galapagar es un sueño para estos toreros, de apenas bagaje pese a sus años de alternativa.
Camino de Barcelona y cargado de responsabilidad, confiesa Saleri que la presión es gigantesca: «Hay mucha tensión. Aparte de ser una figura como la copa de un pino, saldrá a arrimarse como un león». Y al fondo de ese incombustible valor, el espada de Linares vislumbra la posibilidad de que José Tomás caiga herido. «Estamos en manos del destino y de Dios. Voy mentalizado y preparado. Podríamos quedarnos solos. Sería una responsabilidad tremenda, pero también una opción de encarrilar mi carrera. Todo es posible mañana».
En caso de que sonasen los clarines de la tragedia, cuenta Saleri que la tarde quedaría en un mano a mano: «Es lo justo y lo coherente, y así lo hemos hablado Miguel Ángel Sánchez y yo. El reglamento no especifica nada, aunque creo que el delegado gubernativo también tendría algo que decir al respecto».
Saleri, un clásico en las «encerronas», pechó ya con el reto de lidiar el último toro de la gesta de Perera en Las Ventas en 2008. La papeleta de matar cinco toros de Pedrito de Portugal en Olivenza le puso en circulación como sobresaliente. Lleva alrededor de 350 paseíllos en estas lides, pero su última corrida como matador se remonta a 2003. Asegura que nunca había vivido una corrida de tan imponente expectación. «Es un lujo y, dentro de mi modestia, me siento importante por un día».
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