Los «no sanfermines» de 2020: Pamplona no será una fiesta
La suspensión de la feria más universal deja sin chupinazo, encierros ni corridas a una capital navarra de balcones vacíos
Gema Santamaría
Poco tráfico en Pamplona, pero los camiones descargan bebidas en bares de la Estafeta. No está el vallado del encierro y no hay puestos de jerséis y camisetas blancos y rojos , pañuelos, aunque hay gente paseando, incluso algún extranjero. Pero en el paseo ... de Sarasate no está la tómbola de Cáritas. Pocas horas para las 12 del 6 de julio y Pamplona «no» será una fiesta, como decía Ernest Hemingway y como la han vivido generaciones y generaciones de pamploneses, muchos navarros y muchos foráneos. El Covid-19 se llevó Fallas, Feria de Abril, Semana Santa, San Isidro, San Juan y San Fermín.
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El 7 de julio, a las 8 de la mañana, no saldrán los toros de los corrales para encarar Santo Domingo , la plaza del Ayuntamiento, Mercaderes, la Estafeta, Telefónica y el callejón de la Plaza de Pamplona. Juan Pedro Lecuona Alonso , de 47 años, casado y con cuatro hijos de 21 y de 19 años, sus trillizos, es chófer de transporte urbano y un corredor de los encierros desde niño. Empezó con los encierrros txikis y a los 16 años ya corría delante de los toros (hoy sancionado). Recuerda que con el asesinato de Miguel Ángel Blanco se suspendieron en 1997 y en 1978, por el asesinato de Germán Rodríguez. En 2010, el día que la Selección Española de Fútbol ganó el Mundial, Lecuona vio el partido en el hospital por una cornada de «Cachero» , un Miura de 655 kilos, y en 2018, un traumatismo craneoencefálico, un esguince cervical y varios puntos de sutura en la cabeza le hicieron perderse el encierro del 9 de julio. Ni uno más.
Corredor del tramo de Telefónica, como otros compañeros lamenta la suspensión de los sanfermines, pero lo esperaban. «El corazón, la cabeza, todo se confunde, con la esperanza de que había tiempo para enderezar el tema, pero no ha sido así». Estos días él se quedará en Pamplona, aunque los vivirá sin aglomeración y pedirá a los hijos que tengan cuidado, como al resto de la juventud «porque tienen familiares que cuidar». Mulillero también en la plaza de toros, asegura que además del encierro hay muchos momentos especiales para quien vive los sanfermines..
Y cuando no los hay, algunos casi tienen más trabajo. El alcalde Enrique Maya (Na+), entre concejal y alcalde de Pamplona, ha vivido 9 cohetes, el de 2011 lanzado por él, un momento que no olvidará nunca. Este año, será distinto. «Voy a vivir los sanfermines con mucha normalidad. Estoy convencido de que los pamploneses vamos a estar a la altura de las circunstancias. De lo que no me voy a privar es de comer con la familia el día 7, porque no hay sanfermines, pero sí es San Fermín». El ayuntamiento ha tomado medidas como la campaña «Los viviremos 2021» para recordar a los ciudadanos que no toca fiesta y que respeten los consejos sanitarios. «Muchos ojos estarán puestos en Pamplona y debemos dar una imagen ejemplar». Policía Municipal y el Área de Seguridad Ciudadana han creado un dispositivo. Controlarán los accesos a la plaza Consistorial y a la plaza del Castillo y las calles más frecuentadas del Casco Antiguo y el Primer Ensanche y habrá patrullajes de Policía Municipal y Policía Foral. Los «no sanfermines» han provocado casi el mismo interés o más que los «sí sanfermines» y el ayuntamiento facilitará imágenes y dará acceso a los periodistas al consistorio mañana porque así lo han pedido. El alcalde se quitará en parte la nostalgia, acudiendo a la misa del patrón el día 7 en la iglesia de San Lorenzo. «Iré como un pamplonés más. Pediré a San Fermín que nos ayude a recuperar la actividad económica y el empleo y que celebremos los de 2021 como se merecen».
Jesús Garisoain , subdirector de La Pamplonesa, y 33 años en el grupo, y Luis Mari Remesar , clarinete, con 20 años también en la banda de música, añorarán San Fermín y por supuesto el cohete, tras el que abren con sus notas la multitud de la plaza. «Recibimos la suspensión como un mazazo, aunque era previsible y luego, asimilas y tomas esta parte activa de llamar a la responsabilidad y a seguir las medidas sanitarias». Cincuenta personas integran la banda de la ciudad, con pena, «porque todos en el fondo tenemos ganas de vivir las fiestas de nuestra ciudad, como en cualquier otro pequeño pueblo de todos los rincones de España. Sentimos la fiesta como muy nuestra porque somos parte importante y es un pequeño mazazo, una pena no poder estar ahí». Garisoain y Remesar aseguran que siempre han estado en sanfermines y en casa o con los amigos, alguna pequeña celebración organizarán. Remesar el 6 de julio a las 12 ya tiene una entrevista en televisión. «Al final son unas fiestas de repercusión mundial y el que se suspendan también lo es». Aseguran que lo mejor es el ambiente de la calle, pero en este caso Remesar asegura: «Algunas personas ya no están entre nosotros, otros lo han pasado muy mal y si actuamos con responsabilidad estaremos pronto en las calles. Tenemos que protegernos y proteger a los demás».
Quienes llevan meses protegiendo a muchas personas son los miembros de Cruz Roja Navarra y Rafael Huarte, presidente de la organización comenta: «Es una situación fuera de toda normalidad y hay otras necesidades». Si para atender los sanfermines 9 días, 24 horas al día, son necesarias 400 personas; sólo cubrir la atención de un encierro, requiere mínimo de 150 voluntarios de Cruz Roja. Este año no será así, pero continuarán atendiendo a quien los necesite, especialmente a los afectados por el Covid-19. Así que Huarte confía en que el público será responsable, aunque «los sanfermines son calle y cercanía y choca con lo que está pasando. El día 6 será casi un “Pobre de mí” adelantado, pero seremos originales en los balcones».
Quien sentirá también los «no sanfermines» es la Casa de la Misericordia, que atiende a 550 personas mayores y que parte de sus gastos los cubre con los ingresos de la plaza de Toros de Pamplona en esos 9 días. José María Marco , presidente desde 1993/94, de la Comisión Taurina de la Misericordia que gestiona la plaza, comenta: «Ni por asomo creía que llegaría esto. Siento pena, tristeza, ausencia, pero impera la lógica y es lo que es y no lo que debiera ser». Aunque las ganaderías que venían a San Fermín ya estaban reservadas, no suponen un gasto previo, y los toreros tampoco, al suspenderse. Lo que se notará es la ausencia de ingresos. «Aquí, el que puede paga el coste, pero el que no tiene no y, en igualdad de condiciones, se coge al anciano que menos tiene o que se encuentra en peor situación». A final de año, el centro suele tener un déficit estructural de entre 2 y 3 millones de euros y en unos sanfermines «normales», los ingresos pueden cubrir hasta dos tercios de ese déficit. Por eso han lanzado una campaña de donativos: Échale un capote a la Casa de Misericordia en las web casamisericordiapamplona.com y feriadeltoro.com
El personal de la plaza de toros ha expresado su tristeza, pero estos días, asegura, vivirán la fiesta con discreción y con responsabilidad. «No se pueden hacer unos sanfermines sucedáneos». Si hay personas que se concentran, apunta, «serán unos irresponsables». Marco, cuyo «domicilio» del 6 al 14 de julio es la plaza de toros, confía en que los sanfermines de 2021 serán fantásticos y él, que ve las corridas desde el burladero del callejón, cree que San Fermín echará su capote.
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