Morante de la Puebla, el artista total de 2021

El jurado del galardón que concede Cultura –presidido por la directora general de Bellas Artes, María Dolores Jiménez-Blanco , y dotado con treinta mil euros– destacó el «compromiso» de Morante «en un momento especialmente difícil tras la crisis provocada por la Covid-19». «Asumiendo su responsabilidad como primera figura del toreo –subraya la nota del Ministerio–, ha diversificado sus actuaciones, apostando por la variedad de encastes y de carteles, liderando el escalafón taurino en una temporada en la que ha desarrollado faenas memorables en las principales plazas españolas».

Aunque se refirió a «la incongruencia» del Gobierno, Morante celebró con «mucha alegría el premio –que donará a la Casa de la Misericordia de Pamplona , según declaró a Ep– después de una temporada de tantos esfuerzos». Nada más conocerse ayer la noticia, una explosión de júbilo estalló en el ‘tuitendido’. El genio de La Puebla del Río, considerado ‘el torero del año’ por partidarios y detractores, no solo ha sido líder del escalafón con 49 corridas, sino que ha revolucionado las arenas con su apuesta por la diversidad de sangres bravas, esas que han nutrido de glorias una Fiesta rescatada por el sevillano. Morante ha seguido cada tarde su máxima: el paso, adelante; la mirada atrás. Porque todas las tauromaquias nacían y morían en sus creaciones, desde su comienzo en aquel San Isidro de Vistalegre hasta su última cita en Arenas de San Pedro, donde, a lo Luis Miguel Dominguín, se proclamó número uno.

Suyos han sido también los carteles de mayor expectación, como su encerrona en El Puerto de Santa María con la última reserva de los veraguas, los jaboneros de Prieto de la Cal. Fue la cruz de un verano en el que las broncas se alejaron y el camino se regó de éxitos. «Los que antes me tiraban almohadillas ahora me piden autógrafos», decía el pasado domingo en una entrevista con Andrés Amorós en ABC .

Y así fue en citas como Málaga, donde hasta los pinos del Gibralfaro se inclinaban para verlo torear. En la corrida de Picasso, allí donde su verónica sirvió de modelo para los pintores, el maestro impartió una lección a Pablo Aguado y Juan Ortega, discípulos del arte. Los escenarios capitales, Madrid y Sevilla, crujieron con su torería en plenitud, con el lidiador que se ha fajado con todo tipo de hierros, y eso que la diosa Fortuna de los lotes rara vez le acompaña. «Ahora me pongo en el sitio y disfruto cuando me paso el toro muy cerca. Es algo así como cuando bailas y te rozas con una mujer, la emoción te arrastra a decirle: ‘¡Ay, que te quiero’ , y uno se deja llevar...», expresó en la citada conversación con ABC.

Respecto a la apertura de encastes, reconocía con compromiso de máxima figura: «Hay plazas y momentos en los que uno debe lidiar otro tipo de toros, no porque salga mejor o más lucido, sino porque eso forma parte del toreo. Aunque no se corten orejas, se puede hacer otra lidia. La música no puede repetir siempre lo mismo, tenemos la obligación de cambiar. Un profesional no debe acomodarse, hay que demostrar que uno puede con todo». Y así lo hizo con Garcigrande o Galache, Victoriano del Río o Miura. El torero que barrunta faenas en su ‘jardín de las delicias’ de La Puebla, entre el campo y el despacho de Joselito , ha resucitado en 2021 a los Gallo para juntar el cielo con la tierra. Bienaventurados los ojos que lo vieron y emprendieron el viaje a otro tiempo por el camino de los clásicos de la mano del artista absoluto: Morante, último premio Nacional de Tauromaquia, distinción que estrenó Paco Ojeda en 2013.