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Los milagros de Sebastián Castella, el torero con una manita de Puertas Grandes en Madrid

La gran figura francesa cuenta con el palmáres más abultado del siglo XXI en Las Ventas

Sebastián Castella Paloma Aguilar

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«Tantas veces volviese a nacer, tantas que intentaría ser torero». Y Sebastián Castella , que ayer anunció su retirada, nació y morirá torero. En una carta abierta, al filo de las diez de la noche, la máxima figura del toreo en Francia comunicaba que abandonaba los ruedos: «Me retiro del toreo». Aunque deja una puerta abierta: «No sé si será un adiós definitivo o un hasta luego. Sólo el tiempo tiene la respuesta. Dicen que los toreros nunca nos retiramos y yo creo que es así. Yo allá dónde esté, haciendo lo que haga, siempre diré con orgullo que he sido, soy y seré torero».

Su decisión, nada fácil y muy meditada, coincide con sus veinte años de alternativa , un aniversario que no ha podido celebrar por la pandemia que azota la piel del toro y el mundo. «En este año 2020, tan difícil por la situación sanitaria que vivimos, decidí torear para devolverle, dentro de mi humilde aportación, al toro lo mucho que este me ha dado -cuenta en la misiva-. Creo que era necesario. Lo hice, en los pocos sitios que se ha podido ofrecer espectáculos, por mi cuadrilla, que tan mal lo ha pasado por la falta de contratos y que han sido tan fieles a mi persona, por la afición , de la que siempre he sentido su calor y apoyo, por los empresarios que decidieron organizar corridas de toros, por los ganaderos, a los que tanto le debemos los toreros, y por los medios de comunicación especializados que siempre he sentido como parte importante de este sector».

Castella, que inició su aventura taurina cuando era aún barbilampiño, con apenas once años, se despide a sus 37 primaveras de unos ruedos en los que, pese a la irrupción de jóvenes, la veteranía continúa dominando despachos y arenas. Dice el matador de Béziers que «hay otros universos por descubrir y tengo mucho que aprender más allá de lo que ha sido mi vida desde muy niño». Pero el francés no se desvinculará de los toros, pues ya se habla de su faceta como empresario en coso de sus país.

Agradecido al arte que eligió, reconoce que «todo lo que tengo, lo que he vivido, lo que sé y lo que he conseguido se lo debo al mundo del toro; he conocido gente y lugares maravillosos gracias a la profesión más bonita que existe».

Sebastián Castella ha recorrido el planeta taurino de principio a fin, cosechando triunfos en las principales plazas de España, Francia y América.

Su palmarés, como recoge la estadística de «Aplausos» , es impresionante, solo al alcance de los grandes: 1.214 corridas de toros, más de 2.400 toros lidiados, 1.480 orejas cortadas, 45 faenas de rabo, 23 indultos, 8 tardes en solitario y 5 Puertas Grandes en Madrid. Es el diestro con mejores números del siglo XXI en Las Ventas: 24 orejas, 4 toros desorejados y la manita de salidas a hombros. La primera vez que cruzó el umbral más glorioso del toreo fue en 2007, por partida doble lo hizo en 2009, en 2011 inmortalizó a «Jabatillo» (de Alcurrucén) y en 2018 volvió a conquistar el pórtico de la victoria después de renacer con «Juglar». Aquella tarde, tras una brutal voltereta y una apasionante faena, se vivió como un milagro en Alcalá 237. Los laureles de Sebastián Castella. El milagro de ser torero y el milagro de un torero que en su emotiva carta recordaba «a los compañeros que pagaron con su vida la conquista de sus sueños de luces». La grandeza del toreo.

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