Feria de Otoño
Los milagros existen en Alcalá 237
De susto en susto con una entregada terna y oreja para Diosleguarde en la novillada de Fuente Ymbro
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Iniciar sesiónMilagro en Alcalá 237: la terna salió por su propio pie de Las Ventas. Y esa es la gran noticia en una tarde con tres toreros dispuestos a morir. Así se viene a Madrid, con máxima entrega, aunque a veces, en esta bendita ... locura llamada toreo, se atropelle la razón. Ni un reproche a la disposición torera, aunque las faenas no brotaran siempre con esa pureza y ese clasicismo que cala en la catedral, demasiado fría por momentos con los noveles. Cada uno con sus armas, no perdonaron ni un quite en la dispar novillada de Fuente Ymbro, que lidió varios ejemplares con opciones y muchas teclas que tocar dentro de sus notas mansas (y también de casta).
Solo Manuel Diosleguarde tocó pelo. Ocurrió en el cuarto, que manseó en banderillas y respondió con buen juego en la muleta. En los medios, concedió distancia mientras ‘Adulador’ acudía con alegría. Más protestón por el zurdo, regresó al camino diestro y, con el compás abierto, aprovechó la movilidad para coser muletazos con transmisión. Con cabeza, supo cuándo marchar a por su eficaz espada y se ganó el citado premio. No cuajó la pañolada en el que estrenó la arena –con las rodadas aún de la maquinaria– y dio una vuelta al ruedo con protestas tras pasaportar al manso, con la virtud de meter la cara por el lado más potable, a estribor.
Unas desafiantes gaoneras firmó como carta de presentación Isaac Fonseca, que dejó muestras de seguir la senda de la verdad en el enrazado segundo. Faena de mucho valor, con un animal que se metía por dentro con tela de peligro. Para matarlo lo cogió en el prólogo de rodillas. Con la taleguilla destrozada, continuó meritoriamente frente a ‘Taranto’. Balas lanzaba por el pitón zurdo y directo se fue otra vez al cuerpo del mexicano. Si no lo partió en dos, fue por un manto divino... Terrorífica escena. Con madera de torero le sopló dos tandas entre las rayas y saludó una ovación. La cosa no trepó en el quinto tras la buena la lidia de Iván García.
La tragedia sobrevoló ya en un quite con Manuel Perera , tan joven y tan castigado por el de negro. Y después en una durísima voltereta de hinojos. Como un ‘ecce homo’ volvió firme a la carga, con tremendo arrojo frente a un exigente tercero. En el buen sexto, pese a la entrega total del extremeño, no acabó de llegar el entendimiento con público y toro, que le envió un arreón en la hora final. Otra vez apareció La Paloma...
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