Miguel Márquez, el pequeño gran torero de la Costa del Sol

La alternativa llegó el 3 de marzo de 1968 en Málaga, de manos de Antonio Ordóñez y con Miguelín de testigo, con toros de Núñez Hermanos. Márquez se posicionó como uno de los jóvenes valores y dos meses después, el 17 de mayo, confirmó la alternativa en Las Ventas, con una seria corrida, otra vez con Antonio Ordóñez de padrino y en presencia de Chicuelo hijo. Derrochó tesón y cortó dos orejas para ganarse su primera Puerta Grande . A la semana, el día 24, volvería a cruzar el pórtido de la gloria en unión de Manolo Cortés. En Madrid viviría la otra cara del toreo: resultó herido en la Corrida de la Prensa, en una tarde en la que Miguelín cortó seis orejas. No le amedrantaría aquel percance, pues esa temporada Miguel Márquez -al que llamaron desde León de Fuengirola a Ciclón de la Costa del Sol- quedó líder.

El inolvidable José Luis Suárez-Guanes contaba en ABC: «Durante la siguiente campaña continuó en primerísimo lugar y a comienzos de los setenta bajó su número de actuaciones. En 1975 se volvió a levantar en Madrid el día 11 de mayo tras una gran faena. Se mantuvo como un habitual de las corridas duras hasta 1978, año en el que empezó a intercalar pocas corridas con retiradas no anunciadas. En los primeros ochenta actuó en San Isidro y volvió a torear en los noventa».

Así lo definía este sabio de la historia del toreo: «Pequeño de estatura, pero de gran corazón, fue un torero valiente y con raza , que acabó siendo poderoso y un gran dominador de toros. Fue, junto a Andrés Vázquez y Ruiz Miguel, uno de los primeros especialistas en la ganadería de Victorino».

Y así figura en la web del ganadero de la A coronada, en el que se recogían estas declaraciones del gladiador malagueño: «Yo me siento muy orgulloso de haber toreado los victorinos. Gracias a ellos obtuve admiración, respeto y el reconocimiento de ser un buen lidiador». Y agregaba: «Es muy sencillo estar delante de un toro bobalicón, pero es muy difícil lidiar bien a un victorino. Para empezar hay que ser generoso y lucirlo en varas y luego en la muleta hay que someterlo y templarlo».