San Isidro
Más pitones que bravura en la vuelta de Gonzalo Caballero
Las reses del Torero, espectacularmente armadas, dan poquísimo juego e impiden el lucimiento de la terna
Leña para ahorrar en el recibo de la luz
Gonzalo Caballero, con el toro de su reaparición en Madrid
Después de la turbamulta del miércoles, vuelve la normalidad a San Isidro: un cartel interesante, buena entrada pero no una fiesta social. Dentro de los Domecq, las reses del Torero tienen prestigio de encastadas. Esta tarde, han lucido cornamentas espectaculares pero muy poca bravura, no ... han dado opción alguna a Antonio Ferrera ni a Daniel Luque. Con el mejor lote, Gonzalo Caballero ha recibido la simpatía del público.
Antonio Ferrera posee una larga y muy respetable trayectoria taurina: quizá es el diestro en activo que ha sufrido más cornadas. Del populismo acelerado pasó a la lidia clásica, que últimamente adorna con ribetes barrocos innecesarios. Defiende el derecho del artista a crear con libertad y lo tiene pero nosotros también tenemos derecho a pensar que algunas innovaciones son gratuitas, aportan muy poco. Sí tiene sentido sacar al toro del caballo lanceando. Esta tarde, su única excentricidad ha sido el capote totalmente azul, que ya usó en Sevilla. Escucho, a mi lado: «Deberían prohibirlo».
El primero, muy armado, derriba espectacularmente; luego, flaquea un poco. Se luce Fernando Sánchez en banderillas. Fererra lidia sobriamente, sin rarezas pero también sin brillo. Lo despacha con habilidad, con la mano suelta. El cuarto no se diferencia de sus hermanos: muchos cuernos y poca bravura. Ferrera no tiene ocasión de lucir su lidia clásica ni sus originalidades. Destacan los banderilleros Chacón y Fernando Sánchez, que saludan. En la muleta, tanteos, intentos y poco más. Mata aprovechando el viaje.
Daniel Luque ha sido uno de los grandes triunfadores de Sevilla: con su nueva actitud y su gran capacidad, es uno de los mejores lidiadores actuales. Igual que El Juli, necesita toros encastados: para poner posturas estéticas ante toros blandengues, ya están otros. El segundo embiste con violencia, pega unos derrores tremendos, al final de cada embestida, mansea y se defiende. Luque le da la lidia adecuada, con tesón y riesgo, pero solo consigue algún derechazo lucido, de mano baja. El toro se pone difícil para matar pero lo caza a la segunda.
En el quinto, de salida, la res humilla y Luque logra los únicos momentos artísticos de la tarde, con su facilidad para lancear. Por desgracia, el toro flaquea y acaban devolviéndolo. Como tantas veces, Florito da una lección, cuando el toro se resiste a irse. El sobrero, de Montealto, suscita una esperanza que dura muy poco: tiene menos genio que los anteriores, humilla pero tardea mucho, se para. Luque está muy firme pero sus esfuerzos son baldíos. Escucho una frase certera: «Solo te puedes llevar una cornada». Así lo entiende y mata bien a la segunda. Le queda todavía una corrida para mostrar en Madrid su actual momento.
A Gonzalo Caballero le respeta mucho la afición de Las Ventas: reaparece después de la gravísima cornada que sufrió aquí el 12 de octubre de 2019. Es torero honrado y valiente a carta cabal, que puede rozar la temeridad, además de un gran estoqueador. Entra a matar tan recto como lo hacía otro madrileño de corta estatura, Rafael Llorente.
Aplauden de salida al tercero, con dos 'velas' tremendas. Lo malo es que no le acompaña la bravura: mansea en varas y no se presta a lucimiento. Gonzalo brinda al público, lo llama de lejos y aguanta con estoicismo las coladas. Como siempre, ha estado más valiente que mandón. Mata bien, a la segunda.
El último parece un poquito mejor, brilla Abraham Neiro, con los palos. El toro va y viene, sin entregarse. Caballero logra muletazos aseados por los dos lados, se luce en los pases de pecho y mata a la segunda. Los toros solo han valido para el espectáculo de ver aparecer esas cornamentas llamativas; luego, nada. Lo que importa es el motor, no la carrocería: la casta brava es el gran tesoro oculto que todos debemos buscar.