José Tomás, fiel a su habitual estrategia

Es bien sabido que la escasez de cualquier producto lo encarece. Limitando al máximo sus actuaciones, logra José Tomás que cada una de ellas se convierta en un acontecimiento mediático , lo que garantiza el lleno. El empresario elegido se siente feliz, aunque las cuentas no salgan (así se ha dicho, alguna vez): si los ingresos no cubren los gastos, ese cartel tira del abono de la Feria y es un éxito de la empresa. El público que ha conseguido la entrada se considera un privilegiado: para justificar su gasto y su esfuerzo viajero, está predispuesto a considerar excepcional lo que suceda. Una operación de «marketing» perfecta.

En México, una vez más, ha funcionado, al llenarse el enorme embudo (algo muy raro). El resultado artístico ha sido menos brillante. No es raro, teniendo en cuenta que el diestro reaparecía, después de tan larga ausencia.

Hablamos de oídas, claro está, pues José Tomás no ha permitido que el festejo se televise en directo por Canal Plus, como el resto de la gran temporada mexicana, algo que escama a muchos aficionados. (Lo mismo hizo El Juli y no pudimos ver su gran faena; sí disfrutamos, en cambio, con la de Morante). Sus toros, protestados, fueron los habituales allí, tan distintos de los que se lidian en España. Al final, la desmesurada expectación produjo la lógica decepción.

¿Toreará José Tomás alguna corrida más, en América o en España? Nadie lo sabe. En un momento tan difícil para la Fiesta, sería magnífico que este gran torero actuara en las principales Ferias españolas, compitiendo con los mejores, con las cámaras de televisión presentes. No parece que eso entre en sus planes.