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ABC Cultural

Feria de Sevilla: tres toros de vuelta al ruedo

Sólo El Fandi corta un trofeo en una gran corrida de Fuente Ymbro

El Fandi da un pase de rodillas esta tarde en la Maestranza de Sevilla AFP
Andrés Amorós

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Acudimos esta tarde a la Plaza con una sonrisa. ¿Ha sucedido un milagro? Sí, el milagro del arte auténtico, que borra las amarguras y decepciones porque nos hace sentir la belleza. Lo decía Rubén Darío: «Y, si hubo áspera hiel en mi existencia, melificó toda ... acritud el arte». Todo eso lo ha logrado, este viernes, en esta Plaza de los Toros, un joven torero sevillano llamado Pablo Aguado. Y lo ha logrado por el mejor camino: el clasicismo, «lo que no se puede hacer mejor» (El Gallo). La senda de la naturalidad, la sencillez, la elegancia, la armonía: lo que siempre ha sido el gran toreo. No recuerdo que diera manoletinas, ni bernadinas, ni zapopinas… ¡Mejor! La pura belleza cristalina de la verónica, el natural y la estocada. Día inolvidable para este torero, que se ha situado ya en lo más alto; para la Feria sevillana , pues esto es lo que recordaremos, no otras decepciones; también, para la Fiesta en general, pues señala el camino que siempre está ahí, esperando «la mano de nieve» (Bécquer) que sepa interpretar la melodía.

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