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La Andanada

Feria del Pilar: se equivocó el ganadero con sus adolfos

Había apostado por la mañana por los dos toros «aviadores»

Daniel Luque Fabián Simón

Ángel González Abad

Por la mañana, durante el sorteo, el ganadero Adolfo Martín hizo el vaticinio sobre lo que podían dar de sí sus toros por la tarde en la arena de la Misericordia. Apostó por dos, por los dos del mismo nombre. El «Aviador» quinto y el sexto, del mismo apelativo. El uno cinqueño y el otro cuatreño, los dos de una reata con pedrigrí. Y por mucho que el ganadero que los cría los conozca desde que nacieron, conozca a su madre, al semental, a los hermanos... Las cosas nunca salen como se espera. Al finalizar la corrida, habrá que decir que el ganadero no acertó. Bueno, no es que no acertara con los dos mejores, es que en la tarde poco hubo sobresaliente, ni en los dos «aviadores» ni en el resto.

El capítulo torista de esta Feria del Pilar pasó como de puntillas. Sin excesos en las formas y con poco dentro en las entrañas. Y eso que el quinto parecía que tenía más motor y permitió cuajar un emocionante tercio de banderillas a Escribano, pero tras dos series aquel carbón se fue apagando, aunque no las ganas del sevillano que se mereció la oreja que no llegó. Y el sexto, con sus medias embestidas tan solo dejó a Luque estar muy firme y hasta despacioso. Fuera de la quiniela , el primero no metió mal la cabeza, con poca casta, eso sí; lo que aprovechó el aragonés Alberto Álvarez para demostrar una indestructible afición, con sus templados apuntes. Fue la otra oreja fantasma.

Los adolfos no convencieron, ni al ganadero, que erró en su apuesta.

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