El milagro de Padilla tras una espantosa cogida en San Isidro

Por la tarde, los toros de Parladé no mejoran mucho a los de la ganadería hermana de Juan Pedro Domecq. La actitud inicial del público, esta vez, es buena. A lo largo de la corrida, el ambiente se va enfriando, cuando las reses, con un promedio superior a los 600 kilos, pierden enseguida su viveza inicial.

Llega Padilla con gran moral, después de su triunfo en Sevilla. Recibe a portagayola al primero, que tardea y se para pronto. En el primer par de banderillas, se le queda debajo y sufre una fuerte voltereta . Aunque las embestidas son cortas, logra muletazos estimables, con buen oficio, pero prolonga la faena y la estocada queda baja. En el cuarto, logra un brillante tercio de banderillas , sin efectismos. Comienza con cuatro muletazos de rodillas, corre bien la mano hasta que el toro se para. («Dan ganas de empujarlo», dice un vecino). La gente está muy cariñosa con él: asoman bastantes pañuelos, pidiendo la oreja, y recibe una ovación.

Fandiño intenta recuperar el sitio perdido: no es fácil... El segundo es complicado, claudica pero vuelve rápido, engancha la muleta. Iván no logra resolver las dificultades y lo pasa mal en la suerte suprema. El quinto se llama «Jarrito» y «canta» tan bien como el cantaor Roque Montoya, del mismo apodo: es, sin duda, el mejor de la tarde. Fandiño hace el esfuerzo , quiere estar pero le cuesta, se pasa el momento del triunfo. Esta vez, mata con guapeza.

El joven José Garrido no regatea esfuerzos, entra en quites, se muestra decidido, pero no logra el éxito. El tercero es reservón, parece dormido, pero vuelve con peligro. Logra sacarle buenos derechazos, con riesgo, pero prolonga la faena y falla con la espada. El último hace concebir esperanzas cuando galopa pero pronto se viene abajo, como la faena. Vuelve a pinchar: entra con decisión pero sin la técnica adecuada, debe entrenarlo.

Todo –toros y toreros– ha quedado a medias. Es fácil echar la culpa al exceso de kilos; también puede ser la falta de motor, de casta. Siempre recuerdo a Alfredito Corrochano : «Antes, llamabas una vez al toro y repetía siete veces; ahora, tienes que llamarlo siete veces para que embista, una sola». El gran autor José Luis Alonso de Santos me da el resumen: «En el teatro, lo complicado de verdad son los finales; escribimos toda la obra pensando en esos diez minutos últimos, que deciden el éxito o el fracaso». Eso mismo vale para el comportamiento de los toros y las faenas de los toreros... y para la vida.

Postdata. Aunque en Madrid apenas se advierta, es la fiesta del Corpus , uno de los tres jueves del año que «relucen más que el sol». Recuerdo la multitudinaria procesión de Toledo; la exquisitez de Sevilla; la tarasca, en Granada. Es, por supuesto, una Fiesta religiosa: «Divino pan que das eterna vida», escribe Cervantes. Está enraizada en lo más hondo de nuestra tradición y ha ido siempre unida al teatro y a los toros: durante siglos, las dos grandes aficiones del pueblo español. Deseo que así siga siendo.

Sexto toro

Último del sexteto de Parladé. Herrado con el número 43, es negro listón, pesa 606 kilos y su bautismo es el de Inspector. Transmite este toro y Garrido se la juega de verdad, dándole distancia y buscando la ligazón. Sincera la labor del extremeño, muy dispuesto y queriendo siempre. Vuelve a hacer una faena de largo metraje, rematada con manoletina entre las discrepancias de un sector. Tres pinchazos y el toro se echa. Aviso. Silencio.

Quinto toro

Sale el quinto, Jarrito, castaño, de 649 kilos. Mete la cara en el vibrante saludo a la verónica de Fandiño. Deja un buen puyazo Rafael Agudo. Garrido interviene en su turno de quites con el compás abierto y muy de verdad con el capote a la espalda. Brinda Fandiño a Manuel Piñeiro. Le da distancia sobre la derecha en una tanda que desata los oles con un toro bravo y con clase. Mide los tiempos y lo oxigena el de Orduña, pero no es fácil encontrar el ritmo con un toro de mucho volumen que viene a menos. Hay un buen cambio de mano -aunque el toro pierde las suyas en ese instante- y por el izquierdo le saca alguno suelto. Estocada. Saludos.

Cuarto toro

Ya está el cuarto en el ruedo. Fanfarrio se llama, negro listón salpicado, de 570 kilos. Juan José Padilla ha salido de la enfermería para lidiar el segundo de su lote. Se echa el capote a la espalda Fandiño en un arriesgado quite. Padilla protagoniza un fenomenal tercio de banderillas. Echa las dos rodillas por tierra en Ciclón con mérito. El noble Fanfarrio va y viene con más calidad que sus hermanos, pero se apaga pronto y apenas transmite. Estocada. Saludos tras petición.

Tercer toro

Aparece el tercero, Liriquillo, colorado chorreado en verdugo, número 22, de 615 kilos. José Garrido lo saluda con gusto a la verónica. Brinda al público y hace una clásica faena, jugándosela y valiente con un toro reservón, pero alarga demasiado y suena un aviso cuando se perfila para matar. Dos pinchazos, otro hondo y descabello. Aviso. Silencio.

Segundo toro

Ya está el segundo en la plaza. Jerezano, número 11, negro listón chorreado en morcillo, de 574 kilos. Se le cruza el toro a Garrido en el quite y casi se lo lleva por delante. Este parladé es muy rebrincado y se despide con la cara alta en cada muletazo de Fandiño, a cabezazo limpio por el derecho. Por el izquierdo le roba uno, pero el toro es de embestida imposible. Mata mal el vasco y no se lo pone fácil para descabellarlo. Dos pinchazos, media baja y cuatro descabellos. Aviso. Pitos.

Priner toro

Sale el primer toro, Facundo, colorado, de 641 kilos, de amplia caja. Se marcha Padilla a la puerta de chiqueros a recibirlo a portagayola. Tremendo susto luego en banderillas. Juan José Padilla sufre una tremenda y durísima voltereta, en la que se libra de milagro de la cornada, pero la paliza es brutal. El rostro aparece lleno de sangre, con una herida en la cara. El pelo de color ceniza. No se mira el torero, que pone los palos con enorme mérito. Tras los momentos de "ay", el jerezano brinda al público y plantea una digna faena a un toro mejor por el pitón izquierdo. Estocada caída. Saludos.

Paseíllo

Con casi lleno, hacen el paseíllo Padilla, de sangre de toro y oro con remates negros, Fandiño, de verde esmeralda y oro, Garrido, de teja y oro.

Patio

Los toreros ya están en el patio de cuadrillas, liándose el capote de paseo. Momentos de tensión, de ilusiones, de miedos...

Premio

Este mediodía, la Infanta Doña Elena recibió el III Premio Nacional a la Promoción y Fomento de la Tauromaquia. La Infanta subrayó su afición «al noble arte del toreo».

Sorteo

Esta mañana se han enchiquerados los toros de Parladé que se lidian esta tarde a partir de las siete. Abre plaza Facundo en un encierro cuyo peso medio es de más de 600 kilos.

Terna

¡Buenas tardes! Bienvenidos a la vigésima primera corrida de la Feria de San Isidro. Juan José Padilla, Iván Fandiño y José Garrido componen la terna

Seis toros de Parladé , hierro de procedencia Domecq Solís, se lidiarán en la vigésima primera corrida de la Feria de San Isidro 2016. Juan José Padilla, Iván Fandiño y José Garrido harán el paseíllo. El encierro tiene un peso medio de 609 kilos.

El orden de lidia es:

1. Facundo, número 1, colorado, de 641 kilos.

2. Jerezano, número 11, negro listón chorreado en morcillo, de 574 kilos.

3. Liriquillo, número 22, colorado chorreado en verdugo, de 615 kilos.

4. Fanfarrio, número 14, negro listón salpicado, de 570 kilos.

5. Jarrito, número 51, castaño, de 649 kilos.

6. Inspector, número 43, negro listón, de 606 kilos.

Los sobreros llevan los hierros de Buenavista (Islero) y Salvador Domecq (Jerarca).