Así contamos la tarde de Urdiales, Manzanares y Roca en Vistalegre
Se lidia una corrida de Victoriano del Río, con ejemplares de triunfales reatas, como Dalia, Soleares o Descreído
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Iniciar sesiónNovena corrida de San Isidro en el Palacio Vistalegre . Vuelve Andrés Roca Rey dos días después de la tarde de dolor y triunfo del miércoles en su mano a mano con Pablo Aguado, que cayó herido, al igual que el subalterno ... Juan José Domínguez, de las filas del peruano. Comparte cartel con Diego Urdiales, que torea con una fractura en la tibia, y José María Manzanares, en su segunda comparecencia.
Hay grandes expectativas con la corrida, de la ganadería de Victoriano del Río, que ha traído un conjunto en el que aparecen nombres de reatas de triunfos, como Descreído, Dalia o Soleares.
Con la mejor entrada de la feria y muchas caras conocidas -desde el alcalde de Madrid, al que vitorean, a Mario Vargas Llosa, Isabel Preysler, Pablo López o Figo-, hacen el paseíllo Diego Urdiales, de rioja y azabache; Manzanares, de marino y oro, y Roca Rey, de carmesí y oro.
Se guarda un minuto de silencio en memoria de Francisco Brines. Después, suena el Himno Nacional en medio de una gran ovación.
Abre plaza Jubilado, serio, de marzo del 16, al que Urdiales cuaja un racimo de verónicas que causan sensación. Quiere colocar bien la cara el toro, que derriba al picador en el primer encuentro. De fábula el quite a la verónica, sentido y con compás, a la altura de la embestida. Arriega Pirri en banderillas. Brinda el matador al público y dibuja una tanda diestra con mucho empaque. Protesta cada vez más en el final del muletazo. Cuando toma la zurda, se raja este Jubilado. Para la música. El toro se va entre muletazo y muletazo, salvo cuando aprovecha la intercia. Camino de las tablas, le roba un puñado. Estocada y descabello. División para el toro, con más palmas que pitos, y saludos del matador.
Ya está en la arena el segundo, Marginado, número 95, de 545 kilos, más bajito que su anterior hermano, al que Manzanares deja una bella media. A pesar de no estar sobrado de fuerzas, tiene codicia y calidad este toro, en una faena desigual, con un par de series más conjuntadas, pero sin cuajar el buen pitón zurdo del toro. Metisaca recibiendo y pinchazo hondo de la misma guisa. Palmas a Marginado y saludos del torero.
Descreído, como aquel de Nimes de Emilio de Justo, se llama el tercero. Herrado con el número 154, es colorado y pesa 554 kilos. Turno de Roca Rey , con un mixto de verónicas y chicuelinas. Tremendo susto cuando el caballo pierde las manos segundos antes del encuentro, con el picador Sergio Molina en la arena. Por fortuna, nada que lamentar. Buena la lida de José Chacón, sustituto del herido Juan José Domínguez. Cortó el toro en bnderillas, Viruta perdió pie y solo el capote divino de Tirado evitó el percance, con la psicosis aún del día anterior. Brinda a Vargas Llosa, de Nobel del toreo a Nobel de la literatura. Principio estoico por alto para dejar luego tandas diestras de mando. No era fácil reducir esa velocidad sin ritmo. Vivas a España y al Perú antes de coger la izquierda, pero al toro le costaba salirse de la muleta; peor aún por ese pitón. En el paso a la mano de escribir se metió entre los pitones; el invertido, sin moverse, despertó a la masa. Y en el segundo, lo prendió por el gemelo derecho, pero continuó toreando. Estocada desprendida. Ovación. No sale a saludar.
Caprichoso es el cuarto, un sardo de espectacular capa en el que destacó Víctor García en banderillas. Temple y altura perfecta en el prólogo de Urdiales , con un toro de buena movilidad. Por el izquierdo, de peor pitón, no lo vio claro, pero dejó un remate por bajo, andándole con torería, de aroma mayor. Regresó a la mano de la cuchara, con armonía y compás para paladares exquisitos. Estocada desprendida. Cojeaba Urdiales camino de las tablas. Oreja con petición de otra.
Soleares, número 115, sale en quinto lugar. Parece hacerse daño contra un burladero. Gran par de Daniel Duarte. No coge vuelo la faena. Saluda Manzanares .
Sale el sexto, Dalia, número 54, de 552 kilos. Muy desigual la corrida de Victoriano. Mixto de chicuelinas y tafalleras en el quite. Se desmontera Chacón por un gran tercio. Roca Rey brinda al público que ha acudido a Vistalegre, la mayoría a su reclamo. La plaza es un manicomio en le prólogo: echa las dos rodillas por tierra, dos pases cambiados y un natural. Y ya de pie, el de pecho mirando al tendido. Se desata la locura total. Firmeza y valor, pero la faena apenas tiene eco luego. En el epílogo se recupera la intensidad con una tanda de poderío, por abajo. Luego llega un desarme, alarga demasiado y suena un aviso. Saludos.
La expectación la depertó Roca pero la tarde se la llevó Urdiales.
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