San Fermín: a hombros Octavio Chacón, buen lidiador

En un momento en el que los carteles de las Ferias suelen estar hechos con demasiada anticipación, acierta la Casa de la Misericordia de Pamplona al esperar, para cerrarlos, al resultado de San Isidro. A eso se debe, sin duda, la inclusión de Emilio de Justo, que rozó el triunfo grande, el domingo, y, este lunes, la de Octavio Chacón , que lo consigue plenamente, en su debut en Pamplona. Después de catorce años como matador, este diestro gaditano ha supuesto la gran revelación de la Feria madrileña, este año. La causa es bien sencilla: ha recuperado el sentido de la lidia, que ahora suele estar, por desgracia, tan olvidado, en medio del esteticismo y el tremendismo. Ni siquiera esta palabra suele usarse mucho, cuando es fundamental, en la Tauromaquia. Lo explica perfectamente don Gregorio Corrochano: torear bien no es dar pases sino dar a cada toro la lidia que necesita. En eso consiste el auténtico arte de torear, no en ponerse bonito. El público madrileño, por eso, ya ha adoptado a Chacón (como, hace años, hizo, por ejemplo, con Manili). Y, ahora, Pamplona se le ha unido.

Recibe Octavio al primero con una larga de rodillas y lances variados. El toro, suelto, tiene poca casta y querencia a chiqueros. Con mucho oficio, muletea de rodillas. En un desplante, la res lo prende y lo voltea, sobre el pitón; felizmente, sin consecuencias. Se muestra firme, bien lo que hace. Logra una buena estocada: oreja. La ha conseguido a base de recursos. En el cuarto, ofrece otra versión, más clásica. Lidia con el capote y remata con media, en un estilo que encanta, en Las Ventas. El toro es muy noble pero se ha lastimado en la pata izquierda y flaquea. Lo mantiene a media altura, muy templado, con suavidad, en circulares naturales e invertidos. Otro espadazo sin puntilla: otra oreja y salida a hombros.

Bolívar es diestro maduro, conocedor del oficio, que ha vuelto a los carteles de Sevilla y Madrid. El segundo es noble pero soso, flaquea, trasmite poco. Luis logra muletazos templados; se encuna al matar, igual que hizo en Madrid, y se libra por poco de la cornada, pero falla con el descabello. El quinto es muy veleto, luce dos «velas», va y viene. Se luce Fernando Sánchez, con los palos. Liga derechazos de rodillas y suaves muletazos pero el toro renquea un poco, de atrás. Mata con decisión.

Juan del Álamo lleva años queriendo alcanzar la primera línea. Pareció lograrla hace un año, en San Isidro, pero no lo ha mantenido. Esta tarde le veo firme y dispuesto. El tercero echa las manos por delante, sale suelto; aunque protesta y pega derrotes, Juan lo va metiendo en la muleta, tragando mucho, con más mérito que brillo. Agarra una gran estocada, sin puntilla, que le vale la oreja. El último no llega a los quinientos kilos pero es muy serio, abierto de pitones; vuelve del revés, embiste con desigualdad. Dedica su faena al herido Javier Castaño. Como el toro protesta y engancha, recurre a molinetes y rodillazos, buscando la conexión con el público; le busca las vueltas, con decisión, y acierta de nuevo, al matar. Una tarde esperanzadora.

En su debut en Pamplona, sale en hombros Octavio Chacón, al que aquí, hasta ahora, no conocían. Con toros medianos –los que tantas tardes vemos– ha logrado el triunfo. En Las Ventas, con toros más difíciles, estuvo mejor, demostrando su capacidad. Me alegra su triunfo: además de recompensar una carrera larga y difícil, demuestra la vigencia de la lidia, como concepto clásico, en el que se fundamenta la Tauromaquia. No es un torero exquisito pero sí un lidiador serio, clásico: eso supone, para mí, un gran elogio. Si mantiene ese nivel, será bueno: para él y para la Fiesta.

Sexto toro

Ya está el último en la arena, Muchacho, número 32, negro, de 495 kilos, un toro montado, algo ensillado, y muy descarado de pitones, hecho cuesta arriba. Álamo brinda a Javier Castaño. Busca la conexión con las peñas en un comienzo efectista, efectismos que siguen con muchos molinetes. Estocada desprendida y tendida.

Quinto toro

Aceitunero, número 37, cárdeno oscuro listón, de 530 kilos. Puntea continuamente este toro, justo de fuerzas, y Bolívar tira de ganas. Estocada desprendida. Palmas.

Cuarto toroSale

Punterito, herrado con el número 64, de 510 kilos, un cárdeno de bella estampa que embiste con buen son y al que Chacón lidia fenomenal. Lástima que se lastime en banderillas, lo que le hace ir algo renqueante. Chacón hace las cosas con prestancia y da tiempos al toro para que se oxigene. Intercala el toreo más clásico con circularesque buscan la conexión con el sol. Estocada corta algo delantera. Oreja.

Tercer toro

Delantero, número 49, castaño, de 500 kilos. Juan del Álamo brinda al público y comienza de rodillas para captar la atención del público. El toro va y viene rebrincado, sin clase. En una decidida labor, vuelve a postrarse como un penitente y remata de un espadazo, que propicia la pañolada. Oreja.

Segundo toro

Pesadilla, herrado con el número 21, colorado bragado, de 545 kilos. Disposición de Luis Bolívar con un toro que no rompe nunca hacia delante. Tras la manoletinas, se tirá a matar literalmente encima del cebada, saliendo volteado y con la banda rota. Estocada y dos descabellos. Silencio.

Primer toro

Divertido, número 45, castaño claro bragado meano corrido axiblanco, de 495 kilos. Octavio Chacón lo recibe con una larga cambiada de rodillas y continúa con chicuelinas y una media de hinojos. Y de esa guisa principia su faena con enorme determinación. El toro, sin casta ni celo, se queda corto. Con mucho arrojo, traga en los muletazos y hace un desplante eterno, genuflexo. El toro lo prende en una voltereta, con un tremendo derrote, colgado del pitón por la barriga. Se incorpora el torero, que milagrosamente parece que no va herido. No se amilana y continúa con máxima firmeza. Se tira a matar y el toro le lanza otro golpetazo seco. Estocada desprendida. Oreja.

Paseíllo

Con lleno, hacen el paseíllo Octavio Chacón, de fucsia y oro; Luis Bolívar, de sangre de toro y oro, y Juan del Álamo, de verde esperanza y oro.

SanatorioTardes sangrientas las dos primeras.

Paco Ureña, que sufrió una cornada en el muslo el sábado, ha sido ya dado de alta; Javier Castaño, herido este domingo en la fosa ilíaca, evoluciona favorablemente en el hospital de Pamplona.

Sorteo

Esta mañana, tras el emocionante encierro (sin heridos por asta de toro), se sortearon los cebadas, cuyos pesos oscilan entre los 495 y los 545 kilos. Abrirá plaza un astado llamado Divertido.

Cartel

¡Buenas tardes! Bienvenidos a la quinta corrida de San Fermín. Se anuncian toros de Cebada Gago para Octavio Chacón, Luis Bolívar y Juan del Álamo.