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Carteles

El Pilar: la feria del «déjà vu»

Sobre el papel, el ciclo de Zaragoza parece atractivo con su doblete de figuras, pero al fondo se divisa un paisaje alarmante para el futuro

Nueve de los catorce toreros anunciados en 2019 ya lo estaban en 2009 en un año en el que faltan los jóvenes de la renovación

Carteles de la Feria del Pilar 2019

Rosario Pérez

Apenas queda nada de ese «cualquier tiempo pasado fue mejor» . ¿Y saben por qué? Porque en esto del toro, el tiempo de hoy parece el mismo que ayer, y el de anteayer. Y así, y así... Siento contradecir a Jorge Manrique y sus dolientes coplas, pero en esto del toro, en este sistema sin estructura (y por tanto sin sistema), la copla es que lo que usted vio hace una década lo puede seguir viendo igual diez años después .

Solo hay que mirar la Feria del Pilar de Zaragoza, cuya pintura, por cierto, obra de la abonada madrileña Paloma Velarde , no puede ser más bonita. La fe y los toros, de la mano en la Misericordia.

Pero regresando al meollo del asunto, sobre el papel, el Pilar parece una feria atractiva con su racimo de figuras, pero al fondo se divisa un paisaje alarmante para el futuro y la sostenibilidad de la tauromaquia.

Cuando se repasan las combinaciones, da la sensación de estar asistiendo a un «déjà vu» , como si esta historia se hubiese vivido antes. Se me ocurrió mirar las combinaciones de hace diez años en Zaragoza, y mi sorpresa fue comprobar que nueve de los catorce diestros anunciados , aunque en esaaparecían en el afiche de aquella lejana de 2009. Por si fuera poco, en la tarde de rejones de hace una década también se anunciaban dos de los tres caballeros de este año, Cartagena y Ventura.

Los dobletes de Ponce, El Juli, Manzanares y Cayetano se antojan excesivos en una feria de seis corridas de toros y más aún en un año llamado como «el de la renovación» tras lo sucedido en Sevilla, Madrid y Bilbao.

Los números, siempre tan fríos, dicen que la media de años de alternativa de los matadores de toros anunciados es de 16 y que hay carteles cuyos toreros suman más de 65 otoños de doctorado . ¡65! La edad para jubilarse...

Lo más triste es que, si se analizan las ausencias, no aparece ningún torero de la generación del relevo. Aunque cada caso es un mundo, los Ureña (este año más que ninguno), Aguado (la gran ilusión de la temporada) y De Justo han hecho más que méritos para anunciarse. Y Luis David, De Miranda o Juan Leal... Y Román. Otra cosa es que algunos, por voluntad propia, hayan decidido no asistir.

No sé de quién será la culpa, ni siquiera si hay culpables, pero ver estos carteles en los umbrales de 2020 resulta muy preocupante . Me imagino que habrá muchos intereses, que debe ser complicado poner a todos de acuerdo y que alguno quizá no haya querido venir. Todos los argumentos de la empresa pueden ser válidos, pero de la generación del relevo no está ¡ninguno! Y sucede justo en una feria cuyo empresario ha cuajado grandes seriales en otras plazas como Gijón, y al que imagino le está costando mucha lucha meterse en el circuito de primera con los pliegos tan leoninos que se fabrican y que no se lo ponen nada fácil a la nueva hornada empresarial.

También se puede enfocar desde el punto de vista estadístico. F altan los triunfadores de las tres ferias principales de la temporada: Pablo Aguado de la abrileña de Sevilla: Ureña, Ferrera (de los veteranos) y David de Miranda del San Isidro madrileño y los recientes triunfadores del abono bilbaíno (Ureña, Adame o Leal). Y, sí, cierto, está el de San Fermín, Cayetano (que en 2009 ya era torero de ferias, aunque en esa edición no se anunció en El Pilar).

Debe ser muy difícil ser empresario, y muy arriesgado económicamente, pero como soñar es gratis y con el dinero de otro más, imaginemos unas combinaciones con Morante, Manzanares y Aguado, o Ponce, Cayetano y Ureña o Juli, Perera y De Justo y por qué no un cartel de jóvenes entre Román, Adame, Leal y De Miranda. No sé si sería mejor feria, ni cómo iría la taquilla, pero sería una feria pensando en el futuro. Al menos, como nota positiva, hay dos novilladas , que deberían ser obligatorias en todas las ferias.

El resumen que arroja esta Feria del Pilar es que cortar siete orejas entre Las Ventas y Vista Alegre o salir a hombros de Madrid, Valencia, Sevilla o Bilbao no da para anunciarse en la Misericordia en un cartel de relumbrón y que como mañana se retiren Ponce, Morante o Juli , todos con más de 20 años de alternativa, esto no lo mantiene ni el que lo inventó.

Ya no queda ni nostalgia: los carteles, tan repetitivos, son primos hermanos de los de hace una década en demasiadas ferias. Sin ir más lejos, esta tarde en Valladolid. Y dicho esto ojalá la plaza se llene, embistan los toros y los toreros triunfen.

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