Aquella tarde de tres Bienvenidas en Las Ventas

Se trataba de una corrida extraordinaria (11 de mayo de 1944), que tuvo lugar en un jueves y que «movilizó no ya a la afición madrileña, sino a toda la de España, pues los aficionados de más competencia e historia y cuantos en provincias se interesan por las cosas del toreo acudieron a la Monumental con la esperanza de ver surgir en Ángel Luis Bienvenida una figura histórica».

Pero ya se sabe que corrida de expectación... «Y la soñada corrida quedó frustrada en la magnitud y brillantez que la ilusión la concebía por la mansedumbre de los toros de Cobaleda , que no solo tuvieron cortísima embestida, sino que apuntaron mal estilo». El toricantano no tuvo su tarde, aunque el crítico vislumbraba que en él había «un matador de toros, figura y personalidad».

Antonio se mostró dominador y artista con la muleta, y Pepe, «uno de los pocos que pisa los ruedos como auténtico maestr o, abocó a una tarde triunfal que, de no haber estado sus hermanos en el ruedo, hubiera completado sin buscar la línea discreta en que se refugió al advertir el rumbo de la corrida».

Con todo, el crítico de ABC señala que «como un destello de alegría y gloria, de torería deslumbrante, quedó el tercio de banderillas del primer toro/.../ Pero era poco». Y finalizaba: «Tres toreros de la mejor estirpe para los que debieron venir toros de la mejor casta, sobre todo cuando Madrid volcó sus entusiasmos para quemar sus ilusiones».