Hazte premium Hazte premium

La pierna amputada de un torero ardió en el incendio de una farmacia

A El Tato tuvieron que cortarle el miembro tras sufrir una cornada por un toro infectado de la sangre de un caballo enfermo

La pierna amputada de un torero ardió en el incendio de una farmacia abc

á. g. a.

En el número 11 de la madrileña calle de Fuencarral, esquina con la calle Desengaño, en donde ahora se eleva el edificio de Telefónica de la Gran Vía, había en el siglo XIX una gran farmacia, droguería y laboratorio químico. Hasta allí fue a parar a mediados de junio de 1869 la pierna amputada de un famoso torero colocada en una vasija de cristal. Antonio Sánchez «El Tato», un diestro del sevillano barrio de San Bernardo, nacido el 6 de febrero de 1831, fue cogido de forma dramática en la vieja plaza de la Puerta de Alcalá la tarde del 7 de junio de 1869 por «Peregrino», el cuarto toro de la ganadería de Vicente Martínez de la corrida que lidiaba junto a los diestros Lagartijo y García Villaverde.

Se dijo que el toro mantenía fresca en las astas la sangre de un caballo enfermo

El toro, «castaño y bien colocado, cogió al Tato al entrar a matar por tercera vez y con el cuerno derecho le suspendió y volteó, infiriéndole una cornada de cuatro centímetros de longitud por tres de profundidad en el tercio superior de la pierna derecha... Se dijo entonces que el toro mantenía fresca en las astas la sangre de un caballo enfermo de arestín y que este virus había infectado la herida», cuenta el diccionario de toreros del Cossío. El caso es que la herida fue empeorando, que la situación se hacía cada vez más alarmante para los médicos, que el torero sufría terribles dolores y que finalmente, en la mañana del 14 de junio, siete días después de la cogida, los galenos decidieron «la separación de la pierna».

Reliquia

La pierna amputada del Tato se llevó a la botica antes referida de la calle Fuencarral para embalsamarla, y no fueron pocos los aficionados que acudían para ver la reliquia. Pero apenas un mes después, en la noche del 13 de julio de aquel 1869, un incendio arrasó la farmacia . Hasta allí llegan numerosos partidarios del torero, que no pueden hacer nada por salvar la pierna del Tato que ya se había hecho famosa en todo Madrid. Las llamas redujeron a cenizas la farmacia y de la pierna y su urna de cristal nada más se supo.

Intentó torear con una pierna ortopédica, pero marchó llorando del ruedo

El Tato, que había tomado la alternativa en la misma plaza madrileña el 30 de octubre de 1853, fue una figura de su época compitiendo con su suegro, el mítico Cúchares, con Lagartijo y Frascuelo. Tras la cogida intentó volver a torear y con una pierna ortopédica probó fortuna una tarde de agosto de 1871 en Badajoz, pero hubo de desistir y marchar llorando del ruedo ante la impotencia de no poder dar un lance al toro.

Volvió a repetir suerte, esta vez en Valencia y vestido de torero , el 4 de septiembre de aquel mismo 1871, pero el público no le consintió la intentona. El Rey Amadeo de Saboya, que presidía el festejo, le llamó al palco para consolarle. En Sevilla también probó suerte, pero torear para el Tato era tarea ya imposible.

Preso de una profunda depresión clamaba: «¡Si “Peregrino” me hubiese dejado en la plaza!», hasta que pobre y olvidado murió en Sevilla el 7 de febrero de 1895 a los 64 años.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación