Cinco impactantes faenas de la temporada taurina 2014
Morante de la Puebla, en la plaza de toros de Castellón - efe

Cinco impactantes faenas de la temporada taurina 2014

Morante, Fandiño, Perera, Ponce y El Juli cuajaron obras de belleza, heroicidad y grandes emociones

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Morante, Fandiño, Perera, Ponce y El Juli cuajaron obras de belleza, heroicidad y grandes emociones

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  1. Morante de la Puebla, la belleza

    Morante de la Puebla, en la plaza de toros de Castellón
    Morante de la Puebla, en la plaza de toros de Castellón - efe

    Castellón, 29 de marzo de 2014. «Manzanares sale a hombros y Morante hace lo más bello», titulaba Andrés Amorós su crónica en ABC.es. El torero de La Puebla del Río hacía la segunda parada de su Tour tras las mieles de Fallas.

    Después de la decepción con su primer juampedro, el quinto, de Zalduendo, le permitió desquitarse: «Enlaza verónicas con chicuelinas; inicia la faena con estupendos ayudados por alto, cargando la suerte; corre la mano con armonía. Tan a gusto está que aguanta algún parón del toro y alarga demasiado. Pierde las orejas por matar a la tercera pero, después de lograr la estocada, todavía dibuja naturales, se adorna... Sin trofeos, con un toro justo, ha logrado lo más hermoso de la tarde».

  2. Iván Fandiño, la heroicidad

    Fandiño, a matar o morir sin muleta, en la imagen premiada este San Isidro, obra de nuestra fotógrafa Paloma Aguilar
    Fandiño, a matar o morir sin muleta, en la imagen premiada este San Isidro, obra de nuestra fotógrafa Paloma Aguilar - Paloma aguilar

    Madrid, 13 de mayo. ¡Fuera supersticiones! Iván Fandiño estrenó su primera Puerta Grande en Las Ventas entre el clamor popular trar cortar una oreja de cada toro. «El golpe decisivo lo da al entrar a matar al quinto sin muleta, en un alarde de valor que impresiona al público. El triunfo de Fandiño es una noticia excelente para la Feria y para la Tauromaquia», arrancó su crónica Andrés Amorós.

    Si ya su primera faena contuvo dominio y fenomenales impresiones, con una estocada magnífica, en el quinto se agigantaron las emociones: «El comienzo de faena, impasible, valentísimo, levanta ya un clamor. Se suceden las series de naturales, clásicos, tragando mucho. Por la derecha, el toro va todavía va mejor, aumenta el acoplamiento y el nivel artístico. Acierta con una faena medida, sin alargarla. Llega el gran momento, la estocada lo va a decidir todo. Y surge lo inesperado: Iván tira la muleta al suelo, entra a matar sin ella. En una estampa impresionante, se vuelca sobre el morrillo y, a cambio de un fuerte topetazo, deja la espada en todo lo alto. ¡La suerte está echada! Ni los dos descabellos pueden impedir esta nueva oreja y la salida en hombros, en medio de una multitud jubilosa».

  3. Miguel Ángel Perera, el mando

    Miguel Ángel Perera, en un largo natural
    Miguel Ángel Perera, en un largo natural - abc

    Las Ventas, 3 de junio. Dueño y señor de Madrid y triunfador absoluto de esta temporada, Miguel Ángel Perera encandenó dos Puertas Grandes consecutivas en San Isidro. Si ya en la primera tarde, con toros de Victoriano del Río, cuajó una magnífica actuación, en la segunda lo hizo frente a los adolfos, toros tan del gusto de Madrid pero que decepcionaron. El extremeño puso la casta que faltó a la corrida. Y la gloria llegó en el sexto.

    Así lo narró Andrés Amorós: «El toro embiste sin clase, topa, se distrae. Perera demuestra su gran mando: tira de él, vacía por completo las embestidas, liga los muletazos. La faena, casi inesperada, de mucho mérito, ha ido a más, pone a la gente de pie. Vuelve a mostrarse seguro con la espada: otras dos orejas, unánimemente pedidas, y nueva salida en hombros».

  4. Enrique Ponce, la sabiduría

    Ponce se dobla con torería con el toro
    Ponce se dobla con torería con el toro - efe

    Bilbao, 19 de agosto. Extraño mano a mano entre Hermoso de Mendoza y Ponce, en sus 25 años de alternativa. El rejoneador cortó dos orejas y salió a hombros. El matador lidió con mérito y riesgo un difícil victorino, el número 50 de su carrera, y pinchó una hermosa faena a un suave Juan Pedro.

    «El cuarto, de Victorino, es digno de Bilbao, bien armado, y lo ovacionan de salida. El diestro da la lidia adecuada a un toro que vuelve rápido en el capote, pelea bien en la primera vara, se va del caballo dos veces más. A la muleta llega reservón, con peligro, muy corto de embestida. Después de doblarse con poder, Ponce lo lleva muy tapadito, le saca derechazos templados; el toro es una prenda, no se entrega en ningún momento. La faena tiene mucho mérito, está hecha con sabiduría y responsabilidad de figura, aunque no todos lo adviertan. Mata a la tercera. Como el toro se ha resistido a doblar, lo aplauden más de lo que merece. Y al maestro, menos de lo que es justo», escribió Andrés Amorós. Luego llegaría la faena al sobrero de Juan Pedro, con muletazos primorosos. Pero pinchó...

  5. El Juli, magistral

    El Juli, triunfal bajo la lluvia de Albacete
    El Juli, triunfal bajo la lluvia de Albacete - efe

    Albacete, 17 de septiembre. Con las bocanas de la plaza como el Metro neoyorquino en hora punta, ni la lluvia minó los ánimos de acudir a la corrida estrella de la feria de los Lozano. Por la mitad hubiesen firmado muchas empresas en tiempos de taquillas medias.

    Aquella tarde septembrina, en la que lo menos estelar fue el toro de Daniel Ruiz, ni guapo por fuera ni por dentro, el tratado de la victoria llevó la firma de El Juli, todopoderoso en el cuarto, con un cuello para no humillar. «Imposible parecía que descolgara -apuntó Rosario Pérez-, pero el madrileño obró el milagro. Técnica y magistral dominio para tirar de él con la mano de escribir hasta trazar derechazos más largos que el viaje del enemigo. Un espejismo por el izquierdo, al que dio el toque idóneo. Con valor, asiento y mando, abrió el compás en dos rondas diestras para terminar a milímetros de los pitones. Apabullante en su quietud, cada vez más crecido, dijo adiós a la muleta en un desplante a cuerpo limpio frente a Tremendo. Para bestial, Julián».

    La faena se vivió con verdadera emoción en los tendidos, como ya ocurriese con otro material en Santander, con un Juli superior en su asentamiento de colonizador.

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