El Soro: «Nací para la lucha y la adversidad, es mi sino»

–De todas las personas que le arroparon el domingo, ¿quién le reportó mayor satisfacción?

–Fue una gran manifestación de cariño por parte de todo el mundo, pero sin duda la visita de mi hija fue la que mas alegría me proporcionó. Mis otros hijos no pudieron asistir porque sus obligaciones no se lo permitían.

–¿Cómo se vio delante de su lote?

–Pude estar mucho mejor, pero hubo un choque brutal de emociones. Todo empezó cuando empecé a vestirme de torero y más tarde cuando entré en contacto con el público y el toro. Traté se seguir innovando y ahí quedó el par de El Micalet a mi segundo toro, que es clavar al violín después de quebrar la embestida. Con capote y muleta fui cogiendo confianza poco a poco. Y con la espada se notó que tengo que coger impulso con la pierna lesionada. Antes era más seguro matando a los toros. Tendré que buscar una nueva formula.

–¿Hubo palabras de cariño en los brindis de sus compañeros?

–Tanto Luque como Román estuvieron impecables y muy toreros en sus palabras. El de Román, muy sincero y fresco. El de Luque, más torero. Los dos me pidieron que les dejara compartir el tercio de banderillas porque no querían perder la ocasión.

–¿Le han advertido los médicos de qué consecuencias podía tener un nuevo percance en la misma rodilla ?

–Cualquier lesión puede acarrear muchos problemas. Pero estamos en manos de Dios, de Él dependen muchas cosas y en sus manos me amparé.

–¿El 17 de agosto ha pasado a ser el día más importante de su vida?

–Sí, junto con el día en que nacieron mis hijos y el de mi alternativa.

–¿Qué quería demostrar con esta reaparición?

–Nada. No quería competir con nadie. Solo quería demostrarme que podía vencer muchas adversidades. El Soro nació para la lucha y la adversidad, es mi sino. Y quería convencerme de que era capaz de vencer una gran adversidad más en mi vida.

–¿Escuchaba el aliento del público?

–Los gritos de ¡Soro, Soro! me recordaron a mi época de novillero, me emocioné mucho y me dieron una gran fuerza. Fue tanta la pasión y las emoniones que se vivieron en el tendido que cuando llegué al hotel me comunicaron que un aficionado mayor al que atendió la Cruz Roja, tras estoquear mi primer toro, falleció momentos después debido a un paro cardíaco.

–¿Y a partir de ahora qué?

–Voy a ver de lo que soy capaz, aunque como estoy cobrando una pensión de invalidez en principio solo podría torear tres corridas. Trataré de llegar a un acuerdo con la Seguridad Social y buscar una fórmula por la que no pueda perder mis derechos adquiridos. No obstante, también dependerá en gran manera de los carteles que me ofrezcan. Pero hay dos cosas por las que lucharé hasta el final: mi vuelta a la plaza de Valencia y la confirmación en La México. Quiero que El Zotoluco sea mi padrino y de testigo actúe Diego Silveti.

Mientras que se desarrollaba la entrevista el teléfono de su casa no cesaba de sonar. Son una muestra del gran carisma de este torero, el gran protagonista del fin de semana.