El Ayuntamiento de Gijón deniega los permisos para el espectáculo «Toros para niños»

Ante la polémica levantada, el Ayuntamiento de Gijón ha hecho público un comunicado en el que asegura que no tenía constancia formal de esa actividad taurina infantil, promovida por una empresa privada, y que una vez conocida ha decidido denegar el permiso para dicha actividad, informa Efe.

Esta actividad se ha celebrado los dos últimos años con niños y adolescentes de la ciudad y distintas figuras del toreo, coincidiendo con las fiestas de la ciudad y su feria taurina.

La empresa de la plaza de toros, Circuitos Taurinos, ha expresado su indignación y recuerda en una nota la declaración de la Tauromaquia como patrimonio cultural. Este es el comunicado íntegro:

«Ante las presiones de los grupos antitaurinos, que han recogido firmas en la ciudad de Gijón para evitar la celebración de actividades relacionadas con el toreo de salón en la playa de San Lorenzo, la empresa Circuitos Taurinos, concesionaria de la plaza de El Bibio, el matador de toros Miguel Ángel Perera, protagonista del espectáculo, y el portal taurino Cultoro han decidido suspender el espectáculo para no provocar conflictos que puedan afectar a los niños participantes.

El espectáculo, que estaba previsto para la mañana del día 12 de agosto en la playa de San Lorenzo, sólo pretendía que los niños tuviesen la libertad para conocer un espectáculo legal y lleno de tradiciones que supone, además, un rato divertido para todos ellos, como han podido comprobar en ciudades como Valencia, Alicante y Teruel. Además, los chavales tendrían la oportunidad de conocer a una figura del toreo, en este caso, Miguel Ángel Perera, que sería quien jugase con ellos al toro.

Sin embargo, las presiones ejercidas por los grupos antitaurinos han provocado la decisión conjunta de las tres partes implicadas en el espectáculo, además de la no concesión por parte del Ayuntamiento de los permisos correspondientes.

Tanto Circuitos Taurinos, como Miguel Ángel Perera como Cultoro lamentan profundamente que en pleno siglo XXI un sector de la sociedad impida a los más pequeños acercarse a un espectáculo legal y reconocido como Patrimonio Cultural en España, limitando la libertad de quienes tienen la responsabilidad de construir el futuro».