Paco, el perro más popular y torero
El famoso can, considerado un héroe en Madrid, asistía a las carreras de caballos, el teatro y los toros
abc
Gallardo y golfete, cuentan las letras que no ha habido en la historia un perro más torero que Paco , de negro pelaje. El destino quiso que pisara el café de Fornos, donde comenzó su popularidad después de que simpatizara con el marqués de Bogaraya, ... que le dio una chuleta asada. Tras esa suculenta invitación, el perrillo siguió al marqués hasta el Veloz Club, en la calle de Alcalá. Ahí comenzó su vida de señor, que se colaba en el teatro, las carreras de caballos y los toros. ¡Los toros! Su debilidad.
La prensa le dedicaba páginas, desde «El Impacial», que narraba cómo Paco había mordido a un niño, hasta la revista «La ilustración española y americana», donde se decía que el perro era «la figura más interesante de esta Corte, el héroe favorito de los madrileños...» Escribían que lo respetaban los municipales, que las gentes más encopetadas lo acariciaban. Y remataban: «Si no esperásemos que de un momento a otro Paco rompa a hablar para fraternizar con él, todo el mundo ladraría».
Paco, bautizado así porque el marqués lo conoció el día de San Francisco, vivió los tiempos de Lagartijo y Frascuelo. No solo bajaba a la arena entre toro y toro, sino que su bravo carácter le hacía saltar desde el tendido «10», su terreno favorito . Contaba Cándido en ABC que «los aficionados más conspicuos estaban pendientes de la opinión del perro, cuyo instinto taurino fue calificado por los revisteros más célebres de increíble».
Cogida de Paco
Una tarde de mayo un toro con puntas como puñales le pegó un revolcón espantoso. Le dedicaban coplillas y los periódicos publicaban los partes: «Última hora. El diestro Paco continúa en el mismo estado. La herida no es muy grave, pero el pronóstico facultativo es reservado por las complicaciones que puedan surgir. Deseamos una pronta y radical curación».
Rebelde contra cierta política y contra todo aquello que desluciera los toros -¡a los antitaurinos les hubiese pegado bocados!-, su final fue en la plaza de la carretera de Aragón, donde se celebraba una becerrada, dicen unos que del gremio de los taberneros y otros que de los zapateros. Escribía Cándido : «Uno de los zapateros, de alpargata y blusa, se dedicaba a dar mantazos a un becerro y a tomar el olivo en cuanto el animalito hacía por él. Arreciaban en los tendidos las protestas. Paco, que estaba en una barrera, saltó al ruedo con el ánimo dispuesto a enseñarle al remendón el arte de Cúchares. El zapatero no quería dejar el campo libre a quien sin duda sabía más que él de tauromaquia, y con los pies en el suelo, se enredó en el perro, cayendo al suelo. La impaciencia inacunda de los tendidos se trocó en risas y burlas. Entonces el zapatero, usando su rabia contra el más débil y noble, se levantó ciego y atravesó de una estocada al perro».
Se montó tal revuelo que querían linchar al estoqueador, al que tuvieron que sacar en el famoso «Canguro». Paco era el héroe de la capital y fue enterrado en el parque del Retiro. Nunca hubo un can más torero ni más popular.
Paco, el perro más popular y torero
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete