Más casta de los caballos que de los toros en Burgos

Burgos Galán abre la puerta grande; Hermoso y Moura cortan oreja con una mala corrida

Más casta de los caballos que de los toros en Burgos RICARDO ORDÓÑEZ

ROSARIO PÉREZ

Era el día grande de la ciudad, que respiraba un ambiente descomunal desde primera hora de la mañana. La estatua de El Cid se cegó de flashes de tanta foto. El campeador de la tarde sería luego Hermoso de Mendoza en su festividad de San ... Pablo. El caballero de Navarra alzó su victoriosa bandera desde que apareció con «Napoleón». Cuando la tablilla anunció la salida de «Disparate» se presintió algo único. ¡Pedazo de caballo! Qué manera de torear con todo el cuerpo, desde las herraduras a las crines. Cómo templó por dentro, quebró a dos pistas y ejecutó ese ocho de hermosina, aunque el toro, de escaso fondo, estaba para poca ligazón. Vaya tela con la corrida de La Castilleja, una auténtica birria sin casta, deslucida, sin clase, con peligro y dificultades, que para colmo lanzaba cornadas a las cabalgaduras. Así derrotó el inicial contra «Beluga», con el que el de Estella arriesgó y puso banderillas con total magisterio. Alegró al personal con los palos breves a lomos de «Pirata», que se marcó una apasionante conferencia telefónica. La llamada de la oreja, que cayó con peso.

Por el rejón de muerte perdió el triunfo en el cuarto, que se rajó desde el primer rehilete. Hermoso lo animó con su cortejo sobre «Duende», pero sería «Dalí» el pintor de la danza y los giros más entusiastas. Sabedor de que faltaba más para el premio por la nimia condición de «Bartolo», se recreó en las cortas sobre un enrazado «Pirata», con un par a dos manos soberbio. Lástima de acero...

Fulminante fue el rejón de muerte que Sergio Galán recetó sobre «Artista» al quinto, ante el que cuajó una actuación impecable, distinguida con la salida a hombros. A chiqueros se había ido a recibirlo a lomos de «Amuleto», pero el toro se apalancó desde el principio. Ni el arrimón desafiante de «Ojeda» desperezó al marmolillo, que hasta se echó su particular siesta. El rejoneador puso toda la carne en el asador con un brillante «Apolo», en pares a dos manos sensacionales. Encomiable labor, muy por encima de rival, al igual que con el segundo, con menos pitones que el carnero de un rebaño de ovejas y de sangre lanar. Galán le dio la bienvenida con «Ben-Hur» y tiró de recursos y bailes sobre «Trópico». La épica llegó sobre «Titán» con el desbravado ya emplazado y a la defensiva, con tornillazos a diestro y siniestro.

«Deboroso» salió con muchos pies y obligó a Joao Moura a recortar sobre «Da Vinci». El portugués se envalentonó a lomos de «Jaque mate», con el manso enemigo aculado. «Brasil» y «Vinotinto» auparon las mayores emociones. El sexto tuvo más movilidad que sus hermanos, y Moura júnior le dio fiesta rehiletera con «Salteador», ofreciendo distancias con espectaculares quiebros. «Isidro» labró las cortas y el camino de la oreja. Fue el único toro que se salvó del saldo ganadero. Corceles y jinetes pusieron la casta.

Más casta de los caballos que de los toros en Burgos

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