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Dramática pelea de Venegas con un cuadri en San Isidro

Digna cofirmación del torero

Dramática pelea de Venegas con un cuadri en San Isidro paloma aguilar

andrés amorós

En el día de la abdicación de Don Juan Carlos, Javier Castaño le brinda el cuarto toro, «por todo lo que ha hecho por la Fiesta». Los toros de Cuadri, serios, hondos, badanudos, con un promedio de más de 600 kilos, plantean dificultades, que solventan con oficio pero sin brillo los lidiadores. Confirma la alternativa José Carlos Venegas, de Beas de Segura (Jaén): muy digno, en su primero; realiza una faena dramática en el último, muy peligroso: sufre una fuerte voltereta, pasa a la enfermería pero se lleva el respeto del público. Grandes ovaciones suscitan, como suelen, los extraordinarios banderilleros de Javier Castaño, que saludan en sus dos enemigos.

Al confirmante le toca el más noble, el primero: va mejor por la derecha, se cierne en los naturales y de pecho. Venegas, muy tranquilo, logra pases lucidos, sin quitarle la muleta de la cara. Muestra decisión y buenas maneras. Después de un pinchazo, consigue una gran estocada: saludos. El último toro, más fino que los otros pero más armado, hace pobre pelea en varas, tardea mucho, luego derriba, se queda demasiado crudo; a la muleta acomete como un obús. Venegas le planta cara, valentísimo, asusta al público. El toro lo derriba y luego lo prende por la corva, en un tremendo volteretón. Parece llevar un puntazo y un corte en la frente pero ni se mira, sigue muleteando con valor sereno. Logra media estocada y pasa a la enfermería: se ha ganado al público de Las Ventas.

Lote más parejo

Javier Castaño, el padrino, se lleva el lote más parejo: su primero, encastado y manejable. Se luce toda su cuadrilla, saludan los banderilleros. El toro humilla poco. Castaño muletea con técnica, en una faena aceptable, pero no consigue conectar con el público. Algo parecido sucede en el cuarto, que hace amago de saltar. Mueve bien el caballo Tito Sandoval; lancea con temple Marco Galán; arriesgan mucho David Adalid y Fernando Sánchez (que pareó por delante, en el anterior). Dura muy poco el toro pero el público se pone de su parte. Esta vez, mata con decisión.

A Iván García le toca el lote peor. El tercero se queda corto, espera, tiene claro peligro, no pasa. El diestro muestra su oficio: no cabe más. El quinto se apaga, se para desde el comienzo de la faena de muleta. No ha tenido, esta tarde, opción alguna.

Los festejos taurinos han coincidido muchas veces con acontecimientos políticos. Recordaremos esta corrida como la del día que abdicó Don Juan Carlos y se jugó la vida, en su confirmación, José Carlos Venegas.

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