La hombría de tres toreros en San Isidro

Repite en la Feria la ganadería de El Montecillo, que lidió un extraordinario novillo el día 19. Los toros de esta tarde han tenido gran presencia, pitones, movilidad, casta: lo propio de un toro bravo.

Ha vuelto a los ruedos este año Miguel Abellán. Un cólico nefrítico le impidió actuar el día 16. Acude ahora a Las Ventas con una actitud merecedora de todos los aplausos. Recibe al primero a portagayola (una suerte que ha vuelto a valorarse, después del percance de David Mora); encadena largas cambiadas y verónicas con la rodilla en tierra. El toro se mueve mucho, algo descompuesto. El torero se queda muy quieto. Le da luego mucha distancia y se lleva un volteretón tremendo, para matarlo. El parte menciona un traumatismo craneoencefálico (causado, creo, por un pezuñazo) y muchas contusiones. Todavía logra arrancarle al toro algunos buenos naturales. La faena ha tenido emoción, riesgo y conocimiento. El fallo al matar le impide cortar trofeo. Pasa a la enfermería, visiblemente conmocionado.

Como se empeña en salir, se corre el turno, mata al segundo suyo en quinto lugar. Parece un eccehomo pero se enfrenta gallardamente a un toro con dificultades: embiste fuerte pero se queda corto y vuelve rápido. Miguel va a buscarlo al «6», pasa momentos de apuro, sufre algún desarme pero consigue ligar algunos muletazos, le saca buenos naturales y mata con acierto: oreja pedida unánimemente, que premia su actitud de toda la tarde. Cuando se retire, la recordará, sin duda, como una de las más meritorias de su carrera.

Paco Ureña tiene buenas maneras, ha logrado entrar en las Ferias. El segundo toro se mueve pero es engañoso, muy incómodo, reservón, pegajoso. El diestro murciano se esfuerza sin éxito por lograr una faena lucida que el toro, probablemente, no merecía. Su segundo enemigo, más suave, flaquea de atrás. Esta vez sí consigue muletazos templados, hasta que el toro lo entrampilla: en el suelo, se agarra a los cuernos. Mata con gran decisión y, por su pie, sin teatro alguno, se va a la enfermería, con una cornada grave. No podrá actuar este domingo, como estaba previsto, pero se ha ganado el respeto de todos.

Al mexicano Joselito Adame le toca el tercero, el más peligroso de todos. Es un triunfo que su dura porfía no le lleve a la enfermería. En el último, encampanado, traga enormemente. El toro se le frena en el pecho y él no se inmuta, nos asusta a todos.

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