Llegó la hora de la reaparición de Morante en Ronda

La Plaza de Toros de la Real Maestranza, una de las más bellas y antiguas del mundo, emocionaba a Cañabate, en su crónica de ABC: «¡Ver toros en la Plaza de Ronda!... Su belleza comunicaba solemnidad al ambiente». La Feria se dedica a Pedro Romero , el gigante que mató cinco mil toros sin que ninguno lo hiriera. Es el padre de la escuela rondeña, basada en los valores clásicos de la lidia, sin adornos innecesarios.

Al Niño de la Palma lo consagró Corrochano, en ABC (28-V-1925): «Es de Ronda y se llama Cayetano». Y lo cantó Alberti en sus «chuflillas»: «¡Qué alegría! Cógeme, torillo fiero». Viendo torear a Antonio Ordóñez, definió Gerardo Diego: «La luz torea».

En ninguna otra Plaza tiene tanto sentido conmemorar a Goya: «don Francisco, el de los toros», como él firmaba. Esta corrida goyesca comenzó en 1954, en el segundo centenario del nacimiento de Pedro Romero. Antonio Ordóñez la toreó desde 1957; Paquirri, desde 1973, y la organizó desde 1980. A su muerte, se hizo cargo de ella Francisco Rivera Ordóñez . Alcanza ahora su LVII edición. No me sorprende que Morante haya acelerado su recuperación: en ese ambiente, puede ser un espectáculo memorable. ¡Lástima que no lo puedan disfrutar, por televisión , los aficionados de toda España!