Javier Castaño, en plenitud con los miuras en Castellón

Luego, Castaño en vista de la prontitud y la nobleza que tenía el miura, comenzó la faena citando de largo y toreando a media altura sobre ambas manos para no molestar a un toro muy alto. Conforme se sucedían las series, la emoción se desataba en los tendidos y el público se veía compensado de tanto aburrimiento vivido durante los días pasados. Se perfiló en largo para entrar a matar, le echó la muleta abajo y entró muy despacio enterrando todo el estoque. Muerte fulminante de un toro para el cual se pidió la vuelta al ruedo. Javier cortó dos orejas.

Con su noble y alto primero, Castaño realizó dos faenas en una. Durante la primera parte dio más sitio e imprimió más temple, cosa que agradeció el miura; terminó acortando distancias y más brusco en los toques, y el toro protestó embistiendo rebrincado. Como mató pronto se le concedió un trofeo.

También Diego Urdiales pudo llevarse una oreja de cada uno de sus dos victorinos, pero la espada malogró dos faenas de absoluta entrega, muy por encima de sus dos oponentes. Gustó más en su primero cuando toreó con la mano izquierda y remató los muletazos por bajo. También destacó al torear al natural con el cuarto, pitón por donde el toro se desplazó más largo. Por el derecho se quedó muy corto.

No tuvo suerte Eduardo Gallo con su primer cuadri, que pese a apuntar buenas condiciones, se estrelló contra un burladero, quedó descoordinado y llegó muy aplomado al último tercio. El sexto toro de Cuadri tuvo gran presencia y buen son. Gallo le hizo una faena de más a menos, demasiado ligera en su ejecución, por lo que fue perdiendo interés.