Los tesoros del patrimonio turco y sirio devastados por el seísmo
La Unesco evalúa los daños en monumentos de ciudades como Gaziantep Antioquía y Alepo
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Iniciar sesiónAdemás de muerte y destrucción, el terremoto de Turquía y Siria ha provocado un cataclismo cultural. Los potentes temblores de sus dos seísmos, el primero de magnitud 7,8 y el segundo de 7,5, dañaron la semana pasada numerosos monumentos del rico patrimonio ... histórico de ambos países.
Uno de los más famosos es el castillo de Gaziantep, que tiene casi dos mil años de antigüedad y fue en su momento una fortaleza romana y bizantina. A solo treinta kilómetros del epicentro del primer terremoto, coronando una colina desde la que se domina toda esta ciudad de dos millones de habitantes, sus murallas milenarias temblaron como si un gigante sacudiera el subsuelo. Tras resquebrajarse, sus sillares cayeron ladera abajo igual que unos siniestros bolos arrastrando vallas, escalinatas y carteles a su paso.
Curiosamente, el temblor no rompió el suelo de cristal desde el que, en la plaza a los pies del castillo, se ve el yacimiento arqueológico excavado a su alrededor. Mientras unos niños tientan la suerte corriendo sobre el vidrio, una familia se calienta ante una hoguera que han prendido frente a la tienda de campaña donde se cobijan estos días. Por su belleza y antigüedad, el castillo de Gaziantep es el símbolo de esta ciudad y debe su actual estructura al emperador bizantino Justiniano (527-565), quien intentó recuperar la grandeza de la era romana. Tras jugar un papel crucial en la lucha por la independencia de Turquía después de la ocupación extranjera que siguió a la derrota del imperio otomano en la Primera Guerra Mundial, el castillo albergaba hasta el terremoto el Museo sobre la Defensa y el Heroísmo de Gaziantep.
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Bajo su muralla occidental se levanta la mezquita de Sirvani, que data del siglo XVII y también resultó dañada por el seísmo. Alrededor de los cascotes de su minarete y su cúpula, que se desplomaron por el temblor, los fieles han seguido acudiendo cada viernes de oración para rezar en su patio ante sus dos pórticos abovedados. Considerado otro de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, se cree que fue construido entre los siglos XIV y XV como un 'semahane', el lugar donde los derviches giran hasta el infinito en sus hipnóticas danzas religiosas. Tal y como explica una placa en su entrada, en 1681 fue reformada como mezquita. Tras el terremoto, le aguarda una nueva restauración.
El mismo destino le espera a la mezquita de Kurtulus, que también perdió su cúpula y sus dos minaretes en el terremoto. Por un golpe de suerte en medio de tanta tragedia, allí nos encontramos con el historiador local Murad Uçaner, quien toma fotos con su móvil de los cascotes alrededor del templo. «Como este lugar es muy importante para la ciudad, he venido a ver qué le había ocurrido. Lo más probable es que el derrumbe de la cúpula de la iglesia no haya afectado a los minaretes, que datan de la restauración en 1985. Más bien, la caída de los minaretes ha afectado a la cúpula y, por ese motivo, se ha desplomado...», explica tan consternado por los daños que él mismo también se derrumba y se ve obligado a detenerse. «Estamos muy tristes, no puedo hablar mucho sobre este tema», reconoce emocionado.
Autor de un libro sobre Gaziantep titulado 'La ciudad que perdió su memoria', Uçaner es un musulmán que investiga sobre el pueblo armenio -víctima del primer genocidio moderno entre 1915 y 1923-, y prefiere el nombre original de la mezquita de Kurtulus: Iglesia de Santa María. En su opinión, dicho templo cristiano «es muy importante en la ciudad y en la región de Anatolia, porque era la mayor iglesia y su cúpula la más grande del periodo otomano». Construida entre 1871 y 1894, fue iglesia hasta 1915, cuando se empezó a usar como cárcel durante seis años. Tras su restauración en 1985, volvió a ser usada como mezquita pero, según Uçaner, «lo importante para nosotros es que ha sido la casa de los dioses. Hace cien años, la usaban los cristianos. Hoy, los musulmanes. Ahora nos gustaría pensar qué uso se le va a dar cuando sea restaurada después de esta catástrofe».
Un terremoto que, según describe el historiador, «ha sido más o menos igual al que hubo hace 200 años, el 13 de agosto de 1822, que ocurrió de noche, fue de magnitud 8 y afectó a esta región». Por ese motivo, asegura que llevaba «esperando este terremoto desde hace aproximadamente diez años, ya que los seísmos son cíclicos pero, desgraciadamente, no los podemos impedir».
Balance de daños
En su primer balance de daños, cuenta que «unos ocho minaretes de mezquitas han sufrido daños y también el símbolo de la ciudad, el castillo, ha quedado muy destruido». Junto a los minaretes que se han desplomado, destaca que «algunas casas históricas están destruidas» y calcula un plazo para la reconstrucción de «tres años como mínimo».
Además de Gaziantep, la devastación causada por el terremoto ha afectado a otras ciudades igualmente valiosas. La Unesco ya está evaluando los daños en otros importantes monumentos como la Fortaleza de Diyarbakir y sus jardines adyacentes de Hevsel a orillas del Tigris, la ciudad histórica de Antioquía y la ciudadela de Alepo, en Siria.
Con una población actual de 250.000 habitantes, la segunda de ellas, Antioquía, fue fundada en el año 300 antes de Cristo por Alejandro Magno y ha sido no solo uno de los primeros focos de la cristiandad, sino también de la Ruta de la Seda. Controlada por los griegos, los romanos, los bizantinos y el imperio otomano, Antioquía es una de las ciudades más devastadas por el terremoto.
Uno de los tesoros más afectados es el Castillo de Gaziantep, al sur de Turquía, un edificio de más de dos mil años
Su mezquita de Habibi Neccar, que data del año 638 y es una de las primeras de Anatolia, ha quedado totalmente destruida al venirse abajo su cúpula. Muy cerca de ella, también ha resultado dañada una iglesia ortodoxa griega construida en el siglo XIV cuya enorme cruz blanca yace ahora entre una pila de escombros, según informa Al Jazeera.
Además de los daños en Antioquía, donde se levanta la iglesia en la que san Pedro dio su primer sermón, la Unesco está especialmente preocupada por la ciudad vieja de Alepo, muy castigada por la guerra en Siria y donde se teme por sus murallas y torres del siglo XIII. A tenor de la Dirección General de Antigüedades y Museos de Siria, «se han derrumbado partes del molino otomano del interior de la ciudadela de Alepo y partes de los muros defensivos del noroeste se han agrietado y partido». Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1986, la ciudad vieja de Alepo lleva en peligro desde 2013 por la guerra y el terremoto ha agravado aún más su ya precaria situación.
Entre la medida docena de lugares protegidos castigados por el terremoto destacan los dólmenes neolíticos de Göbekli Tepe, enclavados en la ciudad turca de Sanliurfa, y las estatuas de caras gigantes en la cima del monte Nemrut, uno de los picos más altos de la cordillera Taurus y donde se ubica el mausoleo del rey Antíoco I (69-34 antes de Cristo). De igual modo, la Unesco quiere revisar el túmulo de Arslantep, yacimiento arqueológico de 30 metros de altura situado en la llanura de Malatya cuyos restos abarcan desde el sexto milenio antes de Cristo hasta finales de la época romana.
Dicha localidad, Malatya, es otra de las que más ha sufrido el seísmo, como atestiguan las imágenes de devastación que llegan desde allí. Bajo la nieve, espeluznante es el estado en que ha quedado la mezquita de Yeni, que data del siglo XVII. De estilo otomano, fue restaurada el año pasado y ya había vuelto a abrir al culto, pero su cúpula se desplomó derribando buena parte de sus muros, como muestran las fotos publicadas por el portal de noticias Middle East Eye. No es la primera vez que esta mezquita es destruida por un terremoto, ya que se derrumbó completamente por un temblor sucedido en 1894 y luego, tras su reconstrucción, volvió a resultar dañada por el seísmo de Manyas en 1964. En la también arrasada Iskenderun, el antiguo puerto de Alejandreta en el Mediterráneo, su iglesia católica se ha venido abajo y solo quedan en pie sus arcos y su fachada.
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Junto a la devastación y los más de 40.000 muertos que ha dejado, el terremoto se ha cobrado otra víctima aún por cuantificar: el rico patrimonio histórico de Turquía y Siria.
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